El postureo de comprar libros y no leerlos tiene nombre

Actualmente hay muchas campañas para fomentar la lectura y que la sociedad se aproveche de todos los beneficios que un libro le puede dar. Es un hábito sano que nos hace mejorar el léxico, la comprensión y el conocimiento de un idioma en general. Los libros además de aportarnos entretenimiento nos aportan cultura y, de hecho, muchos terminan siendo adaptados a otros medios. Hemos visto como licencias como Harry Potter llegaban al cine o a los videojuegos. Lo mismo con El Señor de los Anillos, Juego de Tronos, The Witcher, Metro, etc. ¡Son muchos los videojuegos basados en libros!

Muchas veces compramos algún libro con el objetivo de leerlo pero nunca lo llevamos a cabo. Lo compramos porque nos llama la atención su portada, porque queremos comenzar el hábito de la lectura o incluso para completar la información de nuestras sagas y series favoritas pero, por una cosa u otra, nunca lo conseguimos acabar. También existe esa gente que compra libros que están de moda, simplemente por el hecho de tenerlos -por no hablar de esas bibliotecas kilométricas de Steam…-.

La palabra japonesa tsundoku es la única en el mundo que describe este hecho. Su primera aparición fue durante el inicio del Japón moderno en el siglo XIX y proviene de de un juego de palabras. Está compuesta por los términos japoneses tsumu (apilar) y doku (leer), así que literalmente significa “pila de lectura”.

Aunque el significado literal de tsundoku nos pueda recordar a un término español algo insultante, esta palabra no tiene nada de ofensiva. Esta palabra japonesa nada tiene que ver con adquirir libros obsesivamente para decorar el hogar, sino que simplemente es la acción de comprar libros con la intención de terminarlos aunque no se consiga.

Este hábito en sentido literal ya no es tan común. El libro electrónico ya ha conseguido un puesto importante entre los amantes de la lectura para así liberar espacio en casa. Sin embargo, comprar libros físicos nunca pasará de moda y siempre habrá alguien con la intención de terminarlos pero sin tiempo para hacerlo. Así que no hay que esperar más, el término tsundoku tiene que formar parte ya de nuestro idioma. ¡Y hay que inventarse una palabra para quienes recopilan juegos y no se pasan ni la mitad!