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GRACIAS A UN HISTORIADOR

28 años después aparece uno de los accesorios más raros de Game Boy

La clásica portátil de Nintendo nos dejó un periférico que, a día de hoy, parecería poco más que impensable para este tipo de plataformas.

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Es un hecho que Game Boyes una de las consolas más queridas de la historia. La portátil fue una auténtica revolución para la década de los 90. En ella pudimos disfrutar de sagas tan conocidas como The Legend of Zelda o Super Mario, pero también del nacimiento de otras que marcarían un antes y un después en la industria, tal fue el caso de Pokémon.

Si bien es cierto que con el paso de los años la consola evolucionó en diferentes versiones como Game Boy Color o incluso adaptaciones más potentes con Game Boy Advance, el modelo original sigue siendo a día de hoy el más querido por la gran mayoría de jugadores. Además de ser una consola muy revalorizada, son especialmente sus periféricos los que cuentan con un mayor potencial para servir de pieza de coleccionismo debido a su rareza.

De entre todos ellos tal vez el más extraño y único sea WorkBoy, un complemento para la portátil que convertía a la consola casi en un ordenador. El historiador de videojuegos Liam Robertson ha sido el encargado de sacar a la luz este dispositivo que, conectada a Game Boy, hacía las veces de teclado para la consola.

 

Se trata de un pequeño teclado que incluye todo lo necesario para escribir. El cartucho, por su parte, se encarga de transformar a la consola en una PDA. Puede que este tipo de dispositivos no sean muy comunes a día de hoy, especialmente si tenemos en cuenta la utilidad de los móviles, pero en los 90 las PDAs eran uno de los periféricos más de moda.

WorkBoy se anunció al mundo allá por 1992, pero finalmente nunca llegó a las tiendas. En ese mismo momento, el periférico lo convertían en una rareza al alcance de muy pocos. Robertson, nuestro protagonista, fue capaz de contactar con nada más y nada menos que Frank Ballouz, uno de los hombres que se encargó de la producción de WorkBoy.

Ballouz conservaba el único prototipo de WorkBoy, pero ¿a qué se debió el que nunca llegara el producto a las tiendas? El que GameBoy viera rebajado su precio, hacían que el periférico estuviera disponible de cara al público por un coste muy superior al de la propia consola.

Entre las funcionalidades de WorkBoy encontramos la posibilidad de consultar la agenda de direcciones, calculadora, conversor de medidas o un reloj mundial, entre otras. Opciones que a día de hoy tendrían poco sentido en una consola pero que hubieran sido bastante productivas en una época en la que los móviles eran cosa del futuro.

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