Análisis: Vuelta al viaje épico, remasterizado, en Skyrim

Los jugadores de Xbox One y PlayStation 4 ya pueden disfrutar del que sin duda es uno de los RPGs más notables publicados hasta la fecha en su género. Hablamos de The Elder Scrolls V: Skyrim, título que ensalzó aún más el nombre de Bethesda, pero que también supuso un punto de inflexión en el género.

Cientos y cientos de horas, multitud de tareas por realizar, DLCs que expandían de gran manera el compendio de horas original, objetos, armas y armaduras por doquier que podíamos lograr en peligrosas misiones o bien crear nosotros mismos… En definitiva, Skyrim supuso todo aquello que los fans de los RPG demandaban, e incluso más.

Ahora con The Elder Scrolls V: Skyrim Special Edition, Bethesda quiere volver a recuperar no sólo a los jugadores que pasaron por la obra original sino también captar a nuevos usuarios. Para ello, el estudio capitaneado por Tom Horward lleva la obra a Xbox One y PlayStation 4, además de un nuevo relanzamiento en PC.

La potencia de las actuales consolas de Microsoft y Sony permite a la obra disfrutar de un apartado técnico similar al que podíamos ver en PC allá por 2011, pero también sumando elementos propiamente actuales. En este apartado destaca con especial luz el texturizado de la vegetación o los propios personajes, así como la iluminación, ahora mucho más trabajada.

Es indudable que Skyrim Special Edition saca pecho en el campo visual, aunque tampoco sorprende con respecto a otras obras del género como The Witcher 3: Wild Hunt, pues hay que tener en cuenta que hablamos de una remasterización. No obstante, el incluir todo el contenido remasterizado así como mejoras visuales es de agradecer para todos aquellos que, sin probar el título original, no quieran desempolvar su consola de pasada generación. Los que ya disfrutaron de Skyrim tienen ahora una excusa más para volver a un universo plagado de aventuras épicas y dragones.

Eso sí, y aunque el envoltorio es bonito y funciona, nos hubiera encantando que Bethesda se hubiera tomado más en serio la remasterización. Ésta se ha quedado únicamente en limar algunas asperezas a nivel visual, pero dejando de lado por completo el componente jugable. Han pasado 6 años desde la publicación original y, como era de esperar, ciertos aspectos como el control o el sistema de combate no han envejecido del todo bien, manteniéndose inalterables con respecto al título de Xbox 360 y PlayStation 3.