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CONTÓ CON SU PROPIA SAGA DE VIDEOJUEGOS

Discworld, la ópera prima de Terry Pratchett

Terry Pratchett nos ha dejado, pero su legado hará que aún sin él le sintamos vivo. Discworld fue su obra más conocida, y además pasó a los videojuegos con tres títulos de aventura gráfica que mezclaron genialidad y humor, y que se han instalado entre los títulos más admirados entre los jugadores.

Discworld

agencias Discworld

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Día triste el del 12 de marzo de 2015. Nos dejó Terry Pratchett, nos dejó un hombre cuyos textos han marcado a un gran número de personas alrededor del mundo. Libros, grandes libros, cargados de una fantasía y de un humor que sólo él era capaz de dar.  Sesenta y seis años tenía, cuando un alzheimer ha terminado con su vida. Pero sus obras siempre quedarán como el legado de uno de los grandes genios de la era contemporánea.

En especial una, llamada Discworld. Es la que más nos interesa a nosotros, pues no sólo dio forma y vida a muchos de sus libros sino que también hizo lo propio con varios videojuegos. PlayStation y Sega Saturn fueron las consolas elegidas para, en 1996 en Europa, acoger en sus circuitos a una obra irrepetible. Todos los que la hemos jugado sabemos por qué.

Bajo la forma de una aventura gráfica, de esas como las de antaño y no como las de ahora, se escondía una joyita atemporal que no sólo era buena por ser buena en su género, sino que aportaba su particular toque para hacerla inolvidable. Sí, me estoy refiriendo al sentido del humor. A su absurdo sentido del humor. Algo que hacía que fuera bastante complicada incluso para aquellos expertos en aventuras gráficas.

Rincewind se va de aventura
Y es que las andanzas del mago Rincewind, desde que comenzaban hasta que finalizaban, estaban llenas de momentos irreverentes que hacían que muchos de sus puzzles fueran difíciles de entender, de comprender y de solucionar por el mero hecho de su absurdez. De primeras, el mago al que controlamos no destaca precisamente por su habilidad...

Una fuerza maligna, enviada por un gremio oscuro, amenaza Discworld, o Mundodisco en castellano, y hay que evitar que esa fuerza maligna termine con el hogar en el que vivimos. Ésa es la idea de juego, la forma de ejecutarla es maravillosa, con una gran aventura gráfica, unos grandes personajes, unos entornos aún mejores y un apartado audiovisual que destacó sobremanera en 1995.

Dos secuelas le siguieron
Crítica y público lo acogieron con alegría. Con mucha alegría. Tanta que al año siguiente ya tenía secuela en liza para PC, PlayStation y Sega Saturn. El estilo gráfico se mantuvo, y el humor también. Incluso en la historia. La criatura mágica enviada por los malos ya no está, pero tampoco está La Muerte, y las cosas se ponen feas si los no muertos empiezan a caminar por las calles. De nuevo Rincewind en acción y una aventura gráfica brutal.

Para terminar, PlayStation vio Discworld Noir en 1999. La cosa cambió de forma radical, y aunque compartía género con sus antecesores, el apartado gráfico se renovó y Rincewind se tomó unas vacaciones. Tomamos el papel del detective Lewton, y si el comienzo puede ser algo simple luego descubrimos que las cosas se van a poner más complicadas y más interesantes.

Un juego inolvidable
Por mi parte no voy a olvidar las sensaciones que me hizo vivir el primer Discworld en mi queridísima, e incomprendida, Sega Saturn. Pocos juegos como ese han conseguido unir una interesante historia con un humor tan absurdo y tan atractivo. Las aventuras del mago Rincewind están entre esos títulos inolvidables en mi juegoteca histórica.

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