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ANÁLISIS

Need For Speed: Hot Pursuit

Criterion se hace cargo del Need for Speed más gamberro, más veloz y más explosivo de los últimos años.

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Sí, cada año suceden las mismas cosas. El 22 de diciembre suenan los niños de San Ildefonso y los 1 de enero nos levantamos con los saltos de esquí. Eso, y que cada navidades hay un Need for Speed nuevo. Son eventos en bucle, sin demasiada gracia, sin demasiada sorpresa. Pero los niños de San Ildefonso nos recuerdan que se acabaron las clases, que empieza el cachondeo navideño (o nos lo venían a decir cuando teníamos edad para ir a clase), los saltos de esquí sabían a la diversión que traíamos de la noche anterior (o a resaca) y, al menos, este año, Need for Speed sabe a triunfo y a diversión.

Y es que, en esta edición del juego de conducción se han unido los astros para crear el mejor título de la saga en mucho tiempo.

Para empezar, el estudio que ha creado el nuevo título es, ni más ni menos que Criterion, los creadores de la grandísima saga Burnout. Para continuar, se ha cogido todo un clásico de los Need for Speed, la serie Hot Pursuit, que visto ahora no se entiende por qué quedó en el olvido durante tanto tiempo.

Y todo, con unos gráficos y un estilo visual apabullante, bien acabado y que te hará que te agarres con uñas y dientes a lo que te imagines que es el salpicadero de tu salón.

Para los que no conozcan las bases de Need for Speed: Hot Pursuit, muy sencillo. Se trata de una subserie en la que lo importante son las carreras de polis y perseguidos. El condado de Seacrest parece ser como un imán para todos aquellos que quieren destrozar sus vidas y, posiblemente las de las demás, conduciendo a toda velocidad en carreras por carreteras al filo de precipicios, o en primera línea de playa. Para acabar con tanta gentucilla, en Seacrest se ha creado el mayor ejército de policías para controlar la velocidad en las carreteras. Policías equipados con los mejores vehículos y preparados para conseguir una única misión: que nadie en todo el condado vaya más rápido que ellos mismos.

Elige uno de los dos bandos, y conviértete en el corredor más rápido o en el policía más venerado en todo el condado. Nuestra misión es simple. Elige cada una de las competiciones o misiones que hay en el mapa. Dependiendo de qué elijamos, nuestra misión será llegar a tiempo a una emboscada, conseguir el primer puesto o acabar con los corredores para que reine la paz y el orden.

Aparentemente, el juego es así de sencillo y no tienen nada más. Que ya es suficiente y mucho más de lo que se suele ofrecer en juegos como éste. Sin embargo, este Need for Speed ha dado un paso más hacia delante a la hora de crear integración con el modo online. Para empezar, ha conseguido coger todo lo bueno o novedoso que tienen las redes sociales y lo ha integrado en el juego. El modo Autolog nos estará chivando en todo momento cuán mejores son nuestros amigos en el modo online. Cada una de las carreras será avaluada, marcando los tiempos de nuestros contactos. Esto, a primera vista simple y, casi, infantil, se convierte en un reto personal. En todo momento te entrarán ganas de volver a correr las carreras, de batir tus marcas, las de todo el mundo. Podrás dejar mensajes, abrir el pique cuando lo consigas, para que todos los que daban por corrida una carrera lo vuelvan a intentar, una y otra vez. Y, cuando lo consigan, serás avisado y te tocará a ti volver a demostrar el nivel corriendo de nuevo las carreras.

Por lo tanto, con un apartado online impecable, una jugabilidad Criterion Style de aúpa y unos gráficos muy conseguidos, tenemos un completo acierto por parte de Electronic Arts. Los que pensaban que Need For Speed estaba de capa caída, que se traguen sus palabras una a una. Porque, con Hot Pursuit, comienza una nueva era de diversión al volante. Y es una diversión realmente cafre. Así que, por favor, mantenedla (y disfrutadla) sólo dentro de vuestras videoconsolas.

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