ANÁLISIS
Sonic Colors
Vuelve una vez más el erizo azul más veloz y famoso del mundo. Aunque, precisamente, sea también el único que existe...
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Hay veces que para seguir avanzando, hay que dar algún paso hacia atrás. A Sonic, por ejemplo, le estaba costando llegar a esta conclusión. Y, por culpa de ello, el gran mito de los noventa se estaba convirtiendo en una especie de parodia de lo que fue una vez. En lugar de encontrarnos con grandes juegos con el erizo de protagonista, nos encontrábamos productos tristes como Sonic Heroes, Sonic the Hedghog o Sonic Unleashed.
Sonic retoma las 2D que nunca debía haber abandonado.
Pero, como Mario Bros nos enseñó a todos, muchas veces el toque original sea el que más cuente. Prueba de ello, el éxito de New Super Mario Bros WII, que ha calado incluso más que los dos estupendísimos Super Mario Galaxy.
Pero SEGA ya ha hecho los deberes. Para empezar, creando un nostálgico Sonic 4 y, para acabar, lanzando Sonic Colors, la mejor aproximación al Sonic de antaño lanzanda en el presente, en formato caja y para Wii y DS.
El juego nos mete en un parque de atracciones creado por el Dr. Eggman. Allí hay unos extraterrestres secuestrados. Y, nuestra misión, cabalgando entre las 2D y las 3D es la de rescatarlos a todos.
El juego es bonito, es rápido, es colorista, es Sonic al cien por cien. Es recomendable, tanto para nostálgicos, como para neo-sonicianos. Es un juego que recupera el sabor añejo, pero quedando bien en los días que corren.
Por supuesto, no llega a la absoluta genialidad que chorrea en New Super Mario Bros Wii, y recae en momentos 3D que no llegan a ser lo suficientemente imprescindibles.
Sin embargo, como decimos, el juego es absolutamente bienintencionado. Y eso hace que la experiencia sea agradable. No hay alardes, no hay intentos de ser más de lo que es, ni excesos de originalidad. Y, por todo ello, es difícil no tenerle cariño.
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