Análisis
Super Mario 3D Land
El saber hacer de Nintendo vuelve a quedar patente gracias al regreso de Mario, más tridimensional que nunca.
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Cuando muchos estban dudando sobre el futuro de la consola Nintendo 3DS, llegó Mario. Y, con él se despejaron todas las dudas. Y es que, el simple hecho de que el fontanero esté en el catálogo de una consola de Nintendo, pauta que ha marcado nuestras vidas religiosamente desde la NES, sin saltarse ni una consola, es una total garantía de que las cosas van como deben.
El juego que Nintendo nos trae ahora, con Mario como protagonista, sigue las bases de cualquier otro título de esta popular serie. Tenemos todo lo que esperamos de él: desde cero o menos argumento, a una jugabilidad tremebundamente absorvente. También hay ideas, de las grandes, de las que hacen que un videojuego se considere obra maestra; hay un uso de las 3D que haría estremecerse a James Cameron y todo el encanto de una serie que sigue teniendo la misma fuerza del primer día.
El argumento, evidentemente, es pueril y prácticamente inexistente. Tenemos que rescatar, en la priemera vuelta, a la siempre cautiva princesa Peach. Cuando lo consigamos, vuelta a empezar, pero esta vez será Luigi el preso por Bowser.
Como es de esperar, el juego está dividido en 8 mundos y, cada uno de ellos, en seis fases diferentes, cada una de ellas llena de los clásicos ingredientes y clichés del mundo de Mario. Hay nieve (aunque, curiosamente, menos que de costumbre. ¿Habrá afectado el cambio climático al mundo Champiñón?), desierto, mansiones encantadas, mundos en las nubes y, claro está, castillos llenos de lava ardiente.
Para hacer la experiencia algo más variada, los mundos que encontraremos en este juego no son temáticos. No veremos, como en otras ocasiones, un mundo helado, uno de desierto y otro de nubes. Aquí, las fases están repartidas entre los diferentes mundos, creando una sensación mucho más caótica pero, como decimos, también más variada.
Super Mario 3D Land es el primer juego que utiliza las 3D como parte de la partida
El muy comentado efecto 3D del juego, aparte de juegos de perspectiva, resulta tremendamente útil a la hora de plantearnos la resolución de las diferentes fases del juego. Es cierto que en muchos momentos (especialmente en la fase homenaje a Zelda en el mundo 5) las tres dimensiones afectan notablemente en la interpretación de lo que estamos viendo. En un contexto 2D no entendemos realmente en qué plano estamos, si una columna de fuego puede darnos o no. Tampoco tenemos claro a dónde estamos saltando, si llegaremos, si no. Al ver el juego con la opción 3D nos encontramos con una mayor compresión del escenario, de la colocación de las cosas, de su ubicación real en el espacio. El juego se convierte, por lo tanto, en el primer videojuego en 3D real. O sea, en el único que, de momento, interpreta el efecto y lo añade a la jugabilidad, dando un nuevo giro a la manera de entender los videojuegos de Nintendo, siempre a un paso, ya no por delante, si no en otro plano dimensional, que el resto de compañías.
La capacidad de Super Mario 3D Land de soprender al público es, prácticamente, infinita. No aburre en ningún momento. Pese a que la primera vuelta pueda parecer demasiado tranquila y ligera y que no ofrezca una apariencia de juego hardcore, nos encontramos con que, realmente, es un juego intenso, con nervio y que nos mantiene siempre en guardia, porque nunca sabemos con qué salto caeremos al vacío.
Lo que sí es cierto, y esto va en detrimento de todo el juego, es que las fases, tanto en la primera como en la segunda vuelta, son demasiado cortas. Vale, tenemos 48 niveles en cada vuelta, lo que nos da alrededor de 100 posibilidades para disfrutar de un cartucho que no agota jamás sus posibilidades. Que nos permite ser detallistas (llegar al final con las tres monedas, mejorar tiempos, subir la bandera dorada al final...) y que no se resiente en la repetición. Puedes jugar tantas veces el nivel como te de la gana, que no llega a verse agotado, que no dejará de parecerte trepidante.
Mario, junto a Ocarina of Time y el inmediato Mario Kart se convierten en los reclamos más efectivos, interesantes y necesarios para el catálogo de una consola que aún no está lo suficientemente explotada. Con títulos como éste se pierden todos los argumentos que se puedan haber creado en contra de la consola. Porque, seamos sinceros, ¿qué consola puede alardear de tener un plataformas diseñado con tanta claridad y criterio? No hace falta que respondáis. Todos sabemos la respuesta correcta.
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