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Análisis

Super Monkey Ball 3D

Vuelve un auténtico clásico de Sega: Super Monkey Ball. Y en esta ocasión lo hace con unas flamantes 3D.

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Es prácticamente imposible que una consola no cuente con su propia versión de Super Monkey Ball. Y mucho menos si esta consola es portátil. El juego de SEGA es perfecto para esos ratos muertos en los que no tendríamos tiempo para jugar a algo demasiado sofisticado. ¿Una consulta de médico? ¿Un viaje en metro? Pues a darle al mono que corre dentro de una pelota.

En el caso de la versión de Nintendo 3DS la obviedad y la necesidad se tornan en obligación. Es completamente imposible que alguien niegue la necesidad de que exista un Super Monkey Ball en esta consola. Sus características, su diseño y, sobre todo, su pantalla en 3D son casi hasta primos hermanos del juego de SEGA. Es, por lo tanto, obligatorio jugar a Super Monkey Ball 3D, aunque sea para ver lo estupendamente que se ve, y eso que se trata de un juego que en los últimos diez años no ha cambiado ni un ápice de su diseño original.

El juego de SEGA es perfecto para esos ratos muertos en los que no tenemos nada que hacer

Con todo esto, ¿estamos diciendo acaso que el juego sea bueno? ¿Qué es una obra maestra a la altura de otras grandes sagas? Obviamente, no. No lo es, pero es que no pretende serlo. Es un juego divertido, ameno, útil y, pese a que ya lo hemos visto en numerosas ocasiones, es completamente refrescantes. Es un juego para el que no hacen falta entendederas. Sólo un poco de pulso. Es como las pruebas del psicotécnico, pero un tanto psicotrónico. Porque, díganme ustedes que controlar a un mono que da vueltas dentro de una enorme bola de plástico sobre rampas laberínticas que flotan en el cielo no tienen un puntillo de psicotropía.

Los 80 niveles del juego principal saben a diversión y buen rollo. Te piden un poco más todo el rato, sin cansar, sin pedir mucho más esfuerzo del que tienes para dar en ese momento. No tendrás que reptirlos muchas veces, pero no te importará hacerlo pasado el tiempo prudencial. Y es que, el mecanismo de mover bolas es algo tan sencillo que poco importa cómo sea la base sobre la que lo haces.

Super Monkey Ball se adapta perfectamente a las características de Nintendo 3DS

Por otro lado, este Super Monkey Ball no sólo nos trae el modo clásico de llevar bolas a la meta. También incluye dos nuevos juegos, que vienen a llevar al mundo de los monos boleros otros grandes clásicos de Nintendo. Por un lado tenemos el modo carrera simia, que no es otra cosa más que un Mario Kart con los personajes de SEGA y Lucha Simia, que es una especie de Super Smash Bros, igualmente, con los personajes de Super Monkey Ball, con la posibilidad de que jueguen simultáneamente 4 personas en conexión local. En el primer caso, las intenciones son buenas, pero el resultado queda algo pobre. En el segundo, que sin duda parece menos pretencioso, los resultados, sobre todo con varios jugadores, son bastante más óptimos. Resulta divertido meterse en alocados combates de monos al fin y al cabo.

En general, Super Monkey Ball no consigue pasar a la historia de los videojuegos. Pero nunca ha pretendido hacerlo. Sin embargo, sobrevive y persiste en el tiempo. Llevamos decenas de ediciones y todo el mundo conoce dicha saga. Sí, no será el juego definitivo, la obra maestra sesuda que muchos esperan de un videojuego. Pero con su insana locura, consigue mucho más que otros con innovación. Y con eso, ya hemos dicho todo.

 

 

 

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