UN METAL GEAR REAL
Así es el auténtico “transformer” que construyó Estados Unidos
Hideo Kojima podría haber tirado de historia para presentar uno de sus iconos en la franquicia Metal Gear Solid.
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Si hablamos de sagas mundialmente conocidas dentro del mundo de los videojuegos, Metal Gear Solid es una de ellas. Además de ser una gran franquicia dentro del género de la infiltración o la acción, la IP supone también una nueva forma de entender la historia bélica con constantes referencias a momentos que marcaron un antes y un después ya sea por ejemplo en la Segunda Guerra Mundial, Vietnam o la Guerra Fría.
Kojima no sólo ha escondido sus referencias a la historia o el cine, pero también podría haber empleado algunos de los experimentos que se llevaron a cabo en Estados Unidos para presentar ciertos elementos en Metal Gear Solid, hablamos en este caso de nada más y nada menos que del gran “transformer” que da nombre a la saga: Metal Gear.
Nos tenemos que remontar a 1959. En plena Guerra Fría y con Estados Unidos y la Unión Soviética viviendo una tensión que podría desembocar para muchos en la 3º Guerra Mundial, ambas potencias se guardaban sus propios ases bajo la manga ante un hipotético conflicto.
Los americanos entraban en juego con The Beettle, un gigante de hierro de casi 2 millones de dólares y que como no podría ser de otra manera evoca al mastodóntico Metal Gear REX de la saga de Hideo Kojima. Construído por Jered Industries en Detroit, hablamos del que iba a ser el terror mecánico diseñado como arma central para las Fuezas Especiales del Aire de los Estados Unidos.
No fue hasta 1961 cuando este auténtico monstruo, y que bien pudo pasar por el guión de cualquiera de los Metal Gear, concluyó su desarrollo. Entre sus características encontramos la friolera de 77 toneladas y hasta 27 pies de altura, que traducido a nuestra medida dan como resultado algo más 8 metros.
Pero, ¿para qué necesitaba Estados Unidos a The Beetle? Las funciones de este “transformer” estaban directamente ligadas a sus habilidades en combate. Hay que tener presente que The Beetle ofrecería protección contra la radiación nuclear en caso que la Unión Soviética decidiera lanzar su bomba. Por otro lado, y aunque no tuviera una IA propia como sí ocurre en Metal Gear Solid, la precisión que ofrecería en combate sería devastadora, además de tener una capacidad para aguantar todo tipo de ataques gracias a su armadura realizada con hasta 33 centímetros de grosor.
No obstante y aunque sobre el papel parecía una máquina invencible, The Beetle tenía varios problemas que lo dejarían “vendido” en pleno enfrentamiento. Para comenzar su tamaño, era extremadamente lento; pero es que además este gigante tenía constantes fugas y cortocircuitos que lo dejaban poco más que sin uso.
El destino del The Beetle es incierto, mientras que los Estados Unidos no tuvo reparo en realizar todo tipo de demostraciones de su construcción - algunas de ellas bastante sonadas como la de recoger un huevo - no tuvieron el mismo ímpetu para desvelar qué fue de este arquetipo de Metal Gear.
La Unión Soviética tampoco perdía el tiempo, y si bien The Beetle era la propuesta estadounidense ante un posible ataque ruso, éstos tenían a Shagohod. Con actitudes similares, semejante monstruo podría ser pilotado por un único hombre y cuyo diseño se centró en servir de ayuda contra ataques aéreos.
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