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EMOTIVO TORNEO

Dragon Ball FighterZ: lágrimas del español que ha conseguido convertirse en uno de los mejores del mundo

El jugador español Joan «Shanks» Namay ha conseguido quedar cuarto en el torneo de Dragon Ball FighterZ celebrado en el EVO 2019.

El EVO 2019 nos ha dejado este pasado fin de semana los enfrentamientos de eSport de los principales juegos de lucha más emocionantes del año. Los mejores jugadores se reúnen en torneos que van desde Street Fighter hasta Super Smash Bros. Ultimate para Nintendo Switch, juego que por cierto ha conseguido el récord de espectadores en esta última edición con 279.000 conectados online.

Pero esta vez nos centraremos en el torneo de Dragon Ball FighterZ, el juego de Bandai Namco desarrollado por Arc System Works y basado en la famosa licencia manga y anime de Akira Toriyama. Dos han sido los momentos de gran emoción el fin de semana en este torneo, uno de ellos relacionados con uno de los jugadores españoles que participaban. El jugador español Joan «Shanks» Namay ha entrado en el Olimpo de Dragon Ball FighterZ como uno de los mejores jugadores del mundo, terminando el torneo en cuarta posición.

Usando a su personaje fetiche, el Androide 18, el jugador logró entrar dentro del TOP 8 en un momento compartido incluso por las cuentas oficiales de Bandai Namco por su emotividad. Tras conseguir la victoria en Dragon Ball FighterZ el jugador no puede evitar emocionarse mientras es rodeado por otros compañeros españoles, acompañado por una narración impagable de los casters (comentaristas) americanos.

 

Otro momento también muy emotivo del fin de semana en el EVO 2019 fue la gran final, que enfrentaba a los jugadores Goichi "GO1" Kishia y Dominique "SonicFox" McLean, ambos considerados los dos mejores del mundo y repitiéndose la final del año pasado. Esta vez el japonés sí logró vencer al americano y tampoco pudo contener la emoción, convirtiéndose en un mar de lágrimas tras ganar el combate.

SonicFox, en un gran alarde de deportividad, no dudó en felicitar al rival e incluso abrazarlo y consolarlo (pese a su derrota) con una gran sonrisa en el rostro.