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ESTREMECEDORA HISTORIA

El niño que juega con su padre ya fallecido

La unión entre un padre y su hijo demuestra que los videojuegos pueden convertirse en toda una experiencia espiritual.

¿Quién dice que los videojuegos no pueden ser una experiencia espiritual? Se ha hablado durante años, casi desde que las consolas comenzaran a llegar a nuestros salones que el videojuego puede convertirse en un entretenimiento que provoque las mismas sensaciones que el cine o la lectura. La historia que os vamos a contar hoy va un paso más allá.

La primera pregunta puede ya de por sí bastante debate, pero ¿cómo os sentiréis vosotros al poder entrar en contacto con vuestro padre ya fallecido a través de un videojuego? Eso es justamente lo que ocurrió a un joven al que la llamada de la nostalgia acudió en el mejor de los momentos.

Xbox
Xbox | John Wikstrom

El reencuentro se produjo a través la primera Xbox. Tal y como relata el chico la historia da comienzo cuando él tenía 4 años de edad y su padre compró la primera consola de Microsoft y con la que compartieron todo tipo de grandes momentos juntos. Nada fuera de lo habitual, salvo cuando el padre del joven fallece cuando éste sólo tiene 6 años.

La consola y que tan buenas tardes había dado a ambos quedó apartada por completo y olvidada en el garaje de la casa. “No pude tocar esa consola por 10 años, pero una vez que lo hice me percaté de algo. Solíamos jugar un juego de carreras, Rally Sports Challenge, de verdad era sorprendente considerando la época en que salió. Y una vez que me puse a jugar... me encontré con un fantasma, literalmente.”

Rally Sport Challenge
Rally Sport Challenge | EA

Así es, el joven tenía frente a sus ojos una de las partidas de su padre en el juego, quedando grabada la mejor vuelta en el circuito. “El fantasma de mi padre sigue guardado en ese mapa hasta el día de hoy. Seguí jugando y jugando hasta que casi pude superar al fantasma, hasta que llegó el día en que lo superé, lo rebasé, y...Me detuve justo detrás de la línea de meta, sólo para asegurarme de que no borraría el fantasma de mi padre”.