El enemigo implacable al que todos nos hemos enfrentado con bochornoso final

Call of Duty, League of Legends, Overwatch, FIFA, Battlefield … da igual el título online que hayáis disfrutando en los últimos años y que os ha costado más de un enfado más allá de vuestra pericia, o no, al mando/ratón/teclado. Existe un fenómeno mucho más imbatible que cualquier jugador profesional al que os podáis enfrentar, se llama lag.

El lag es es hoy por hoy el gran desafío para todos los jugadores, siendo capaz de echar por tierra hasta la mejor de las partidas. ¿Lo peor de todo? No sólo es capaz de producirse por desconexiones puntuales en nuestro hogar, sino que además puede crearse de la nada, siendo éste último el truco más rastrero a utilizar por algunos usuarios de cara a ganar cierto tipo de ventajas.

Pero antes de ahondar más en el tema o exponerlo con algunos ejemplos, expliquemos qué significa el lag. El lag no es otro fenómeno que un retardo producido en una telecomunicación y que por ende imposibilita el desarrollo de ésta. Las causas pueden deberse a diferentes factores como una alta latencia en la red, es decir, nuestra conexión a internet; pero también debido a la falta de potencia de nuestra máquina y el servidor, ya sea consola o PC.

Para que os hagáis una idea, el lag en un juego como Call of Duty se ejemplifica en el tiempo de respuesta que pasa desde que apretamos el gatillo y se produce el disparo. Mismo caso para un juego de conducción en el que no podemos girar el vehículo adecuadamente, o el retardo que experimentamos en un título de lucha desde que pulsamos el botón y se realiza la acción de turno.

El lag es un fenómeno que afecta y mucho a la experiencia en videojuegos, algo que seguramente habréis vivido la mayoría a nada que seáis asiduos de títulos online; pero también puede recrearse en otros medios como la música por ejemplo. Si hablamos de música en streaming, el lag no nos permitiría escuchar nuestro tema favorito debido a los constantes cortes.

El lag es, dicho de modo más técnico, el ping o latencia que se usamos para medir el tiempo de respuesta desde que enviamos una petición desde nuestra plataforma hasta el servidor del videojuego. Cuanto menor sea esta latencia o ping, mejor que mejor. Para ello existen diferentes periféricos que podrían ayudarnos, en cualquier caso si queremos maximizar nuestra latencia para tener los mejores resultados, lo óptimo sería conectar nuestro PC o consola al router mediante cable. Aunque vía WiFi las plataformas actuales se defienden, el resultado no siempre está a la altura, produciéndose mayores picos en el ping.