SEMANA DEL ORGULLO FRIKI
Cuestionar a sus profesores del instituto y otros momentos 'frikis' de 'El joven Sheldon'
Esta semana en Neox celebramos el 'Orgullo Friki' y nada mejor que hablar de Sheldon Cooper, un personaje que, por superioridad intelectual y su comportamiento atípico, vive situaciones peculiares y disparatadas.

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En Neox celebramos la Semana del 'Orgullo Friki' y, por esta razón, vamos a compartir algunos de los momentos más excéntricos que se viven en 'El joven Sheldon' de la mano de Sheldon Cooper, papel interpretado por Iain Armitage.
Sheldon es un niño de 9 años muy peculiar, va siempre con una pajarita en el cuello y es diferente al resto de niños de su edad. Es un portento en física teórica y llega al instituto Medford High mucho antes de lo habitual por sus altas capacidades académicas.
En su primer día, ya causa sensación. Comienza a cuestionar a los profesores y a sus propios compañeros. Asegura que estos últimos infringen las normas del centro por su vestimenta y, por si fuera poco, ridiculiza a una profesora delante del resto de alumnos afirmando que tiene bigote.
Para los profesores del instituto, los aires de superioridad de Sheldon son inadmisibles. No están dispuestos a seguir siendo ridiculizados por el pequeño en clase delante del resto de alumnos.
Sheldon es un niño superdotado y el momento en el que da una clase magistral al ingeniero de la Nasa, Ronald Hodges, sobre el despegue y aterrizaje de cohetes es un buen ejemplo de ello.
Sheldon no es sólo un niño brillante sino que también es alguien muy especial en su comportamiento y a la hora de relacionarse con los demás. Le cuesta mucho hacer amigos y él lo sabe. Por esa razón, recurre a un libro de autoayuda en busca de las herramientas necesarias para mejorar sus relaciones personales.
Sus rarezas y su comportamiento atípico, le harán vivir situaciones peculiares como la ocurrida junto a su amigo Tam, de origen vietnamita, al lanzar un cohete en miniatura en su casa o la visita que recibió de unos agentes del FBI al llamar a una mina de Canadá para intentar comprar uranio.
Pero, ahí no queda todo. Sus extravagancias, también, se aplican a la fe. Su ateísmo, le hará fundar su propia religión donde, según él, sólo existe un único pecado: ser "estúpido"
Y, no podemos olvidarnos de sus ideas surrealistas y disparatadas como la de redactar un "contrato de relación" para que su abuela y el doctor John Sturgis establezcan unas normas de convivencia apropiadas.
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