Vertidos de plástico amenazan el sustento de una mariscadora y Sophie y su equipo entran en acción

Una mujer lucha por salvar su trabajo tras más de un siglo de tradición familiar mariscando en el golfo. Los cargueros que navegan por la zona donde ella y su hijo faenan han comenzado a verter contenedores llenos de plástico al mar, afectando gravemente la pesca y su modo de vida y nadie parece dispuesto a intervenir.

Harry Wilson y su equipo deciden ayudarla. Están convencidos de que el responsable es Clyde Hammond, un empresario que opera una pequeña flota de cargueros dedicada al transporte de residuos plásticos. Creen que ha llegado tan lejos como para colocar una bomba en el barco de la mariscadora. "Ha destruido mi barco y le ha robado el futuro a mi hijo. No sé cómo podrá saldar esa deuda", le confiesa a Wilson y a sus amigos, visiblemente afectada.

Para desenmascararlo, Harry investiga sus finanzas mientras Eliot y Parker se infiltran en el puerto para vigilar sus movimientos. Siguiendo las instrucciones de Sofía, Parker inspecciona uno de los contenedores recién descargados y descubre para su asombro que Hammond no solo exporta residuos plásticos, también trafica con antigüedades ilegales, como un reliquiario cristiano ornamentado procedente de Oriente Medio.

Sofía decide actuar: se hará pasar por autentificadora de arte enviada por la aseguradora, un papel que pone en jaque a Hammond, ya que su colección es ilícita. La esposa de Nate Ford está convencida de que el empresario intentará sobornarla, y ella aprovechará esa oportunidad para acercarse a él y conseguir pruebas que lo incriminen como contrabandista.

Sin embargo, a Breanna Casey le preocupa que, aunque detengan a Hammond, las grandes empresas sigan generando toneladas de plástico cada día. "No podemos resolver todos los problemas del mundo", le recuerda Sofía, pragmática pero decidida a avanzar un paso más en su misión.