Momento destacado
El sorprendente efecto secundario que sufre Samantha tras caerse por las escaleras de su nueva mansión
La joven pareja formada por Samantha y Jay deciden convertir la vieja mansión que acaban de heredar en un hotel rural, pero no cuentan con los fantasmas que allí habitan.

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Samantha acaba de heredar una mansión decimonónica tras la muerte sin más parientes de una tía abuela. Se trata de un enorme casoplón situado en medio del campo y algo destartalada; Jay, el marido de Samantha, cree que lo mejor sería venderla y con el dinero que saquen compran una casa en Nueva York donde ambos viven y trabajan. Pero la idea de Samantha es otra. primero quiere ver con sus propios ojos la mansión y quizá después pueda llevar a cabo uno de sus grandes sueños: montar un hotel rural. La idea no es lo que más ilusiona a Jay, pero acepta la propuesta de su mujer convencido de que después de visitar la mansión, ella terminará dándole la razón.

Lo que no saben es que la mansión está habitada por varios fantasmas que han quedado allí atrapados con el paso del tiempo. Cuando descubren que los nuevos propietarios quieren montar un hotel rural en la mansión, se conjuran para hacerles la vida imposible y conseguir que se marchen. Saben que una casa llena de gente no es lo mejor para sus intereses.

Los fantasmas se ponen manos a la obra y cortan el agua caliente, montan ruidos extraños e intentan asustar a Jay y Samantha. Lo que consiguen es que la nueva pareja comience a discutir sobre la conveniencia de establecerse allí o no. Samantha cree que, con un poco de trabajo, el lugar quedará perfecto, Jay piensa que es una manera inútil de malgastar el dinero y ambos tienen una fuerte discusión. Samantha sale corriendo enfadada y termina tropezándose con un jarrón que Trevor, uno de los fantasmas, ha logrado tirar al suelo. El golpe que Samantha recibe es tremendo y acaba en el hospital. No se imagina los efectos secundarios que tendrá para ella.

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