UN COMPLETO MISTERIO
La aldea Inunaki, la misteriosa localización de Japón de la que nadie conoce su ubicación
Japón siempre ha estado a la vanguardia en lo que a leyendas se refiere, y esta aldea es un claro ejemplo.
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Leyendas relacionadas con Japón habrás escuchado muchas. Desde criaturas mitológicas que aparecen en mitad de la noche, pasando por juegos infantiles que hasta el más valiente no se atrevería a realizar. Los pueblos y aldeas nipones también tienen un gran protagonismo dentro del folclore en este país. Una de las localizaciones nos lleva hasta la aldea de Inunaki.
Desde canibalismo hasta dispositivos electrónicos que no funcionan son varias de las 'peculiaridades' de esta aldea de la que nadie conoce su ubicación exacta
Decir ‘nos lleva’ es relativo, pues realmente nadie sabe dónde se encuentra esta pequeña población. Tal y como reza la leyenda, ningún japonés o experto en la zona sabría ubicar Inunaki en el mapa. Algunos creen que es fruto de la imaginación del ser humano, otros que se encuentra totalmente alejada de Japón. Aquellos que afirman haber visitado el lugar alertan de un cartel que pone en advertencia a los que osan entrar en la aldea.
‘Las leyes constitutivas de Japón no tienen valor aquí’, puede leerse a la entrada de Inunaki, según los que aseguran regresar de la aldea. Varias personas que confirman haber regresado de la aldea cuentan que los teléfonos móviles o cualquier otro dispositivo electrónico deja de funcionar en el mismo momento de entrar en el lugar. En este pequeño poblado existen cabinas telefónicas, entre otros enseres electrónicos que, por algún motivo, tampoco funcionan.
El misterio que envuelve a la aldea no termina aquí. Lejos de estar deshabitada, la pequeña población de Inunaki tiene cierto componente de historia de terror. Y es que según algunas personas, los pocos habitantes de la aldea llevan una vida en la que el canibalismo y todo tipo de rituales son sus principales actividades a diario. Conociendo estos detalles, pocos serán los que se atrevan a cruzar el cartel, deseando no cruzarse nunca con la aldea.
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