Mitchell y Cameron están cansados de trabajar, de guardar el buen vino para una ocasión especial que nunca llega, de hacer lo mismo con el caviar... Por ello deciden dejarlo todo y dedicarse a vivir la vida. Este ha sido el resultado.
Abe rememora su infancia, cuando en plena guerra acudía al estadio con su familia para ver jugar a Springfield, soñando algún día con repetir esa experiencia junto a uno de sus nietos.