MÉTODO INFALIBLE
Calles sin nombre y casas sin número; ¿cómo sabe el cartero dónde dejar el correo?
Si manda una carta o paquete se puede convertir en un auténtico suplicio, imagínate por un momento que tu eres el cartero que debe entregarlo en su destino.
En España todos los pisos y casas cuentan con su correspondiente número y calles con nombre. Un hecho que a nadie llamará la atención pues hemos convivido con él desde que tenemos uso de conciencia, pero ¿pero qué pasaría si no existieran dichos datos. Pero, ¿qué haríamos para mandar un paquete o recibirlo? Un hecho que puede resultar imposible pero que ya experimentan desde hace mucho, mucho tiempo en Japón.
En el país del Sol Naciente no existen, en la gran mayoría de zonas, ni nombres para las calles ni números para las casas. Aunque pueda parecer una auténtica pesadilla para los carteros occidentales, lo cierto es que los nipones cuentan con su propio sistema para arreglárselas sin perder por el camino ningún paquete.
Para ello colocan en las residencias una sencilla plaquita denominada hyōsatsu (表札) y cumplen la misma función que los números en las casas occidentales. De hecho, suelen colocarse en zonas muy visibles, igual que hacemos en España con los números de casas y edificios. Suelen ser de madera y, lo interesante, es que estas placas no tienen número sino un nombre.
Esta palabra suele ser un apellido, es decir, el nombre de la familia que reside en la casa. El cartero sólo ha de buscar la residencia en la que viva la familia. Si por ejemplo buscamos la casa Miyamoto, ahora deberá encontrar la manzana correcta, ¡recuerda que tampoco hay números en las viviendas!. Cada manzana tiene asignado un número, que generalmente puede verse en carteles que hay en los postes de luz, por ejemplo. Por tanto, las direcciones niponas tienen truco. Es cierto que las calles no tienen nombre, pero sí que existe una forma numérica de identificar la zona de cada ciudad. Por otra parte, las casas no tienen número, pero en cambio existen tablillas de madera, cerámica o cristal, que identifican a los habitantes de la casa por su apellido.