UNA ADICCIÓN
La adicción a los videojuegos ya es una enfermedad, según la OMS
La OMS asegura que este trastorno es capaz de provocar disfunciones importantes en las relaciones personales de los afectados.
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La OMS, organismo también conocido como Organización Mundial de la Salud, ha incluido recientemente la adicción a los videojuegos como una enfermedad en su nueva versión del ICD, dándole ahora oficialidad a esta afección. "Trastorno por videojuegos" es el nombre de la afección recientemente incluida en la clasificación Internacional de Enfermedades (o por sus siglas en inglés, ICD).
Pese al reconocimiento en el ICD de la OMS, el trastorno por videojuegos, o adicción a los videojuegos, requiere algunos pasos burocráticos más para que finalmente se convierta en una enfermedad propiamente dicha. La 72º Asamblea Mundial de la Salud, que se celebrará el próximo mes de mayo, debe adoptar este informe y ser ratificado por los Estados Miembros, entrando en vigor el 1 de enero de 2022. Como cualquier enfermedad o trastorno incluido en el ICD, el objetivo es darlo a conocer para que los profesionales de la salud puedan identificarlo y tratarlo con los medios y métodos necesarios. Por otra parte es importante señalar que disfrutar moderadamente de los videojuegos no es malo, y de hecho aporta muchos beneficios.
La OMS describe este trastorno como una adicción con mucha intensidad, que es capaz de provocar disfunciones importantes en las relaciones personales de los afectados con amigos y familiares, así como perjudicar en sus actividades educativas, profesionales y sociales de todo tipo. El desorden puede vincularse a problemas como una actividad física mínima, una dieta poco saludable, falta de sueño o ciertos comportamientos agresivos.
La OMS indica tres patrones comunes para identificar en una persona el "trastorno por videojuegos". La primera es una pérdida de control a causa del juego, no pudiendo dominar sus emociones o conducta, y pasando mucho tiempo frente a ellos. Priorizar el juego sobre otras actividades más importantes o actividades diarias. Por último, el aumento de las horas de juego pese a que las mismas ya estén perjudicando claramente a dicha persona. Para poder diagnosticar esta enfermedad, el citado patrón debe repetirse por un periodo largo de tiempo, aunque puede ser intermitente.
La OMS no es alarmista, y aclara que sólo un bajo porcentaje de jugadores que disfrutan de este pasatiempo sufren el llamado trastorno por videojuegos.
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