Un granjero imita su vida en un videojuego con un resultado muy peculiar

La vida en la granja puede ser una de las más entretenidas pero también dura. Madrugar para arar el terreno, recoger la fruta, sembrar… son muchas las tareas a realizar y de las que estar pendientes. Tim es uno de los muchos granjeros que pueblan el norte de California y que cansado de su rutinaria vida ha decidido darle un curioso giro de tuerca.

Para hacer más llevadera su jornada laboral, Tim ha decidido implementar nada más y nada menos que una Nintendo Switch en su tractor. Pero no penséis que el bueno de Tim ha instalado Mario Kart o Breath of the Wild. Este granjero americano ha optado por otro juego, Stardew Valley, un título en el que interpretamos a un granjero y en el que debemos de convivir con el resto de habitantes de un pueblo.

Tim ama profundamente su trabajo pero reconoce que lo encuentra demasiado monótono. Con el fin de aportar algo más de diversión, el granjero ha tirado de consola y videojuego para que su día a día se haga más divertido. “Stardew Valley se parece más a relajarme haciendo arreglos en el patio de atrás de mi jardín que trabajar de verdad, así que cuenta con un factor de escapismo que Farming Simulator no tiene”; declaraba Tim en una entrevista.

Una de las cosas que el granjero lamenta es la no inclusión de los junimos, espíritus del bosque que sí hacen acto de presencia en el videojuego. “Son capaces de hacerte felices y a todo el mundo además de arreglarlo todo; una pena”. Destacaba Tim. Tal y como podéis ver en la foto, el granjero se encuentra en plena faena arando el campo mientras disfruta de su partida en Stardew Valley. Pero, ¿de qué trata exactamente el videojuego?

Todo un éxito y que ha cosechado millones de copias vendidas

Stardew Valley es uno de los juegos más exitosos de los últimos años. La obra nos pone en la piel de un personaje que al fallecer su abuelo, éste nos deja en herencia su casa apartada en un tranquilo pueblo. Cansados del actual trabajo que tenemos, decidimos dejarlo todo y mudarnos a la localización que nuestro abuelo.

Allí deberemos de hacer nuestro día a día recolectando frutas, cultivando y relacionándonos con el resto de los habitantes. Una especie de Los Sims, pero con algo más de libertad a la hora de interactuar y por supuesto vivir todo tipo de aventuras. Además todo ello queda acompañado por un apartado visual y sonoro que destila encanto: gráficos de 16 bits que nos trasladan a otra época en la que jugábamos a videojuegos con el único motivo de pasarlo bien.

Disponible primero en Xbox One, PlayStation 4 y PC, Stardew Valley llegaba también a Nintendo Switch adaptando a la perfección la esencia del título pero esta vez con el encanto de hacerlo en una consola portátil. ¿Se puede pedir más?