5 juegos que no deberían faltar en PlayStation Mini

Sony abría la posibilidad de publicar en un futuro PlayStation Mini, la revisión de su clásica consola y que aterrizaría en el mercado siguiendo así un estilo similar a lo visto con NES Classic Mini. Por supuesto, uno de los grandes incentivos de este tipo de formatos es la posibilidad de jugar a títulos clásicos. Hoy exploraremos al menos 5 que no pueden faltar.

Metal Gear Solid es la obra que encumbró la carrera de Hideo Kojima y dio motivos a más de uno para hacerse con una PlayStation. Un juego que sentó cátedra en PlayStation gracias a una estética cinematográfica y un despliegue argumental como pocas veces se ha visto en un videojuego. ¿Mantendrá el magnífico doblaje en castellano? Esperemos que sí…

Tony Hawk’s Pro Skater 2 nos ha dado centenares de horas de diversión en solitario o con amigos. Un título de skate arcade como pocos y en el que los escenarios y jugabilidad se convertían en los grandes protagonistas. Sin olvidar por supuesto una potente banda sonora cargada de clásicos de la música punk.

Konami nos metió el miedo en el cuerpo con la primera PlayStation. Aunque Resident Evil 2 funcionó como juego de terror, Silent Hill llevó a otro nivel el género. Un pueblo fantasma que escondía un turbio secreto, un padre en busca de su hija y por supuesto todo tipo de criaturas en un entorno en el que la niebla y una linterna serían nuestros mejores aliados.

Tekken 3 fue sin lugar a dudas el juego de lucha más aclamados de finales de los noventa, con permiso de la saga Street Fighter. Combos por doquier, con una jugabilidad rápida y accesible para todo el mundo, acompañado además por un completísimo elenco de personajes. ¡La de tardes que nos ha dado peleando contra amigos!

Sony también quiso tener su propio Mario Kart, pero protagonizado como no podía ser de otra manera por la mascota del momento. Crash Team Racing era un juego que cogía la fórmula del título de Nintendo pero con muchos más modos de juego, Campaña para un jugador, power-ups por doquier y que, en cierta manera, hacían de la obra un producto más redondo.