ILUSTRES DEL VIDEOJUEGO
David Cage, el cine hecho videojuego
A sus 45 años, David Cage se ha ganado el honor de ser una de las grandes personalidades de los videojuegos a pesar de tener sólo cuatro títulos en 'cartera'. Pero son tan diferentes, tan particulares y tan especiales que hacen de cada obra algo único. Querido y odiado a partes iguales, el galo es responsable de juegos como Farenheit, Heavy Rain y Beyond: Dos Almas.

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Diferente. Ésa es la palabra que mejor definiría la forma de hacer juegos que tiene Quantic Dream. Una de esas compañías atípicas, que busca salirse de la norma a pesar de que luego lluevan las críticas. Una de las que tiene en su haber juegos tan queridos como inolvidables, y tan odiados como incomprendidos. Todo por su forma de contar una historia. Todo por el afán que tiene David Cage de romper con los convencionalismos de la compañía de la que él es la principal cabeza visible.
Con 45 años es uno de los nombres más destacados de la industria del videojuego. Y eso que sus primeros pasos como profesional no los daría en ella. En sus comienzos, el francés se dedicó a componer música para televisión y sí, para videojuegos también. Se ve que tanto hacer en ellos le hizo querer dar algo más a estos, y en 1997, cuando no alcanzaba ni la treintena, fundó Quantic Dream.
Su objetivo desde entonces ha sido romper con todo y buscar la diferencia. Sus trabajos así lo demuestran. Pocos, pero suficientes, para que esta compañía esté ya en la mente de todos tanto para lo bueno como para lo malo. Y es que cuando te sales de toda norma es complicado estar en un punto medio. O quieres a Quantic Dream y a David Cage... o al final terminas por cogerles manía y por escapar de todo cuanto hacen.
Que los videojuegos sean arte
Lo cierto es que no se puede negar que riesgo había. Que es arriesgado situarse en un extremo como lo han hecho David Cage y Quantic Dream. Pero eso ha hecho y hace que muchos tengamos 'otra forma' de jugar videojuegos. Se propuso huír de convencionalismos, decir adiós a los clichés existentes y a las formas tradicionales de contar una historia. Todo para llevar al videojuego a estar cerca, muy cerca, de las expresiones cinematográficas.
Eliminó muchas cosas típicas en sus juegos. El desarrollo es abierto, y todo depende de la decisión y de la forma de jugar de quien esté al mando. El hecho de morir no equivale necesariamente a perder o a ver la pantalla de 'game over', y parecía querer unir un desarrollo y un género como el de las aventuras gráficas al del cine. El resultado: películas interactivas.
El objetivo: crear arte. Elevar a los videojuegos a la misma altura que esta y otras industrias, y a otras formas de expresión cultural. Algo que muchos quieren, que muchos ven ya realizado por el avance de la narrativa, pero que él sigue creyendo que está lejos y por ello sigue buscando cómo alcanzarlo. Nadie puede negarle que otra cosa no pero sus títulos parecen auténticas películas en las que el jugador decide.
De Farenheit a Beyond: Dos Almas
A pesar de que su primer juego llegaría en 1999 bajo el título de Omikron: The Nomad Soul, su gran reconocimiento llegaría seis años después. Sería con Farenheit cuando veríamos a Cage en su máxima expresión. Un crimen, un comienzo confuso y un prólogo en el que quedaba totalmente claro que el galo iba a dar algo totalmente diferente a eso de los disparos, la acción y el desenfreno. Todo quedaba a nuestra elección, y así fue como llegó la primera película interactiva de Quantic Dream.
En Sony vieron que aquí podía haber 'chicha', y desde entonces apoyaron sus ideas. A pesar de que Farenheit apareció en PS2 y en Xbox, la marca de Quantic Dream quedaría ligada, hasta ahora al menos, a PlayStation. Sería en PS3 donde aparecería Heavy Rain, juego que a mí me marcó muchísimo por lo diferente que era con respecto a todo lo que había jugado. Todo se desarrollaba con QTE, al menos la acción, y la investigación era fundamental en esta historia adulta.
Realmente sí parecía ser sin duda una película interactiva, algo que quedó más patente aún con Beyond: Dos Almas. En su afán por llevar el cine a la consola, David Cage contó para la ocasión con una actriz tan joven como reconocida como Ellen Page y de un actor tan veterano como Willem Dafoe. Ellos ponían cara a la historia, de momento última historia, del estudio. Está por ver en qué queda esa demo técnica para PS4 llamada The Dark Sorcerer
Un trabajo no exento de críticas
Ahora bien, y como ya lo hemos dicho anteriormente, Quantic Dream y David Cage sacan los extremos a nuestros gustos. O te encanta o lo odias, así de claro. Y si es lo segundo hay que decir que las críticas han sido muchas, algunas incluso feroces, y todas dirigidas precisamente a lo que el francés quiere plasmar en sus juegos. Eso de las películas interactivas no es para todos...
Mucho se le ha criticado en la forma de contar la historia. Mucho se ha dicho sobre el planteamiento jugable que lleva a sus juegos. Y mucho se ha dicho acerca de la velocidad con la que transcurren los hechos. De sus obras se ha dicho que no tienen acción (tampoco lo pretenten), que son títulos lentos y, sobre todo, que hacen que la única participación del jugador sea andar y, de vez en cuando, pulsar un par de botones.
Locura o genialidad... dos términos a menudo similares
Así que si es así para qué pagar X dinero por algo que es más cine que videojuego. Lo cierto es que visto así está claro que quizá no merezca la pena, pero cuando juegas a sus juegos y te metes de lleno en su historia entiendes que hay algo que es mucho más importante que la acción. Una trama, una narrativa, unos personajes bien construidos... eso es lo que ofrece David Cage. Eso es lo que le ha llevado, críticas ineludibles aparte, a ser uno de los grandes de esta industria.
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