Los nuevos prodigios del deporte compiten desde una silla

Seamos sinceros, los eSports son a día de hoy una de las divisiones que para no pocos usuarios se convierte en el futuro para muchos jóvenes que quieren dar el salto profesional a la escena competitiva. Hablamos de un terreno que arrastra centenares de grandes compañías dispuestas a invertir millones de dólares en competiciones y equipos. Como buenas estrellas que son sus protagonistas, también encontramos fans alrededor de todo el mundo. Y lo mejor de todo, la posibilidad de elegir entre un amplio abanico de juegos que destacan por su capacidad de atraer espectadores y capturar futuras estrellas debido a su asumible curva de dificultad.

Como buen deporte, uno de los factores que hacen único al medio de los eSports es el hecho de encontrarnos ante una propuesta competitiva. Tanto es así que los torneos que habitualmente se celebran de grandes patrocinadores congregan a miles de personajes en estadios que han visto finales de la NBA o el fútbol, ahí es nada. Blizzard con Overwatch o Riot Games haciendo lo propio con League of Legends son sólo algunos de los estudios que más sobresalen en este aspecto.

Sobre los propios jugadores hay mucho que decir. Aunque muchos de ellos acaben “retirados” a los pocos años de estar compitiendo de forma profesional, el proceso de llegar a ser un pro-player pasa por etapas que van desde la contratación y por supuesto el entrenamiento. Éste último se realiza en espectaculares casas en las que los jugadores tienen sus propios entrenadores y practican durante varias horas todo tipo de tácticas con las que llegar lejos en próximas competiciones.

Llegados a este punto es cuando llega el Día-D señalado en rojo en el calendario: la celebración del gran campeonato de turno. Los equipos profesionales en los eSports cuentan con el soporte económico y material que el sponsor puede brindar el propio equipo. Entre las marcas que promocionan a los diferentes clubes tenemos desde clásicas en el terreno de los periféricos como otras que se han subido al carro ya sean Samsung o Gillete por poner unos ejemplos.

De manos de las Ligas y Organizaciones llegan pues los grandes campeonatos. Los jugadores demuestran las largas horas de entrenamiento de meses anteriores en partidas que son visualizadas por miles de usuarios a través de diferentes plataformas online y que llenan estadios a su paso. Para que tengáis una ligera idea de lo que estamos hablando en cifras: ya el pasado año los eSports fueron capaces de generar la friolera de más de 890 millones de dólares.

A todo ello hay que sumar el que la edad de los usuarios que siguen este tipo de eventos va desde los 16 a los 36 años, un rango mucho mayor que el que podemos ver en otros deportes. Si a la ecuación añadimos el que los propios jugadores tienen una edad de entre 18 y 25 años, nos salen las cuentas de que a día de hoy los eSports sean capaces de congregar a millones de espectadores, una industria que no sólo crece año a año sino que cada vez llama más la atención de empresas y marcas que posiblemente nunca se hayan replanteado acercarse al mercado del videojuego.