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El reflejo más íntimo de la Gran Guerra

Analizamos Valiant Hearts: The Great War

Ubisoft ha vuelto a crear un título insóllto, con una mecánica agil, que nos muestra la I Guerra Mundial desde la perspectiva más humana y triste.

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Cada vez resulta más complicado hablar de juegos independientes como Valiant Hearts, porque cada vez contienen más enjundia, más peso, más sustancia. Y, claro, acostumbrados como estamos a decidir si un juego es bueno o es malo por cosas como texturas, horas de juego o por ausencias de defectos de programación y escalado, nos sentimos algo perdidos cuando nuestra misión es hablar de sentimientos.

Y, Valiant Hearts, habla esencialmente de eso, de corazones valientes, de amores, de amistad, de una profunda y dolorosa hermandad. Dolorosa, porque se forja en un momento muy concreto de la historia: la I Guerra Mundial, un conflicto en el que las grandes carnicerías, en el que las guerras se libraban en trincheras, avanzando pocos metros con un alto coste humano, en el que las enfermedades y la muerte estaban a la orden del día, y en el que se luchaba, sobre todo y ante todo, por unas tensiones territoriales que poco o nada tenía que ver con el sentir de los que luchaban. No, en la I Guerra Mundial no había un dictador loco intentando hacerse con el control del mundo. Murieron millones de personas porque las grandes potencias de aquellos días se llevaban mal por el reparto de las colonias de las que estaban esquilmando sus recursos. Sí, una historia sin verdaderos héroes o villanos. Tal vez por ello se hable poco de este conflicto en cine o videjuegos. Demasiada poca épica en su espíritu.

El mejor retrato de una guerra es un juego en el que no usamos armas

En este conflicto conocemos a cinco personajes clave: Emile, un granjero que es llamado a filas; Freddie, un norteamericano que se apuntó al bando francés, y que guarda oscuros motivos para odiar al bando alemán; Anna, una estudiante belga que se encuentra con los personajes en un momento crucial de la historia; Karl, el yerno de Emile, un alemán que residía en Francia y que fue forzado a dejar el país, abandonando a su familia, al comenzar el conflicto; Carl, el piloto inglés y, por supuesto, el perro que acompañará a Emile en toda su aventura.

Una vez hechas las presentaciones, vamos a intentar dejar bien claro qué es Valiant Hearts. Para empezar, estéticamente, el trabajo de UbiSoft Montpellier refleja perfectamente algo que en Francia es muy habitual: el cómic adulto y serio. La estética, claramente, es la de una novela gráfica, y la historia es cruda, pero tierna; realista, pero no sin una pizca de épica. En definitiva, la historia es algo que ya quisieran para si mismos muchos otros creadores.

El punto que le da al juego la herramienta UbiArt Framework, con la que se han realizado los maravillosos últimos dos Rayman, así como el no menos impresionante Child of Light, hacen que la experiencia se cuantifique. El nivel de detalle de las animaciones, la libertad para crear géneros distintos, la belleza de esos trazos. Si pensabas que con los Rayman ya habían dado todo, estás equivocado. Si cabe, Valiant Hearts llega un paso más allá, porque no se queda sólo en lo visualmente bello.

En el juego vemos cosas que resultan sorprendentes, todo desde un prisma de minimalismo. Vemos las caras de hombres rudos, de tipos fuertes, de auténticos héroes, pero que no se comportan como tales. Nunca les vemos los ojos, y eso hace que nos parezcan fuertes, valerosos, pero frágiles y tristes. Porque lo que oculta su mirada es lo que les hace vulnerables.

También asistimos a una mirada más profunda, más allá del espectáculo de los Call of Duty de turno, en el que se presenta la guerra como algo diferentes: un lugar en el que la gente muere a tu alrededor. Un lugar en el que los privilegiados, los que han decidido que esto comience, mandan a personas, con historias, con vidas, con familia, con anhelos rotos. Y gran parte de ellos mueren en un segundo, en mitad de una carrera hacia una nueva trinchera. Sin motivo aparente, sin sentido, por una causa que no es ni mucho importante para ellos.

Dejemos la filosofía, dejemos el impecable aspecto del juego, y vayamos a la mecánica de juego. Aquí también tenemos una auténtica obra digna de estudio. Por un lado, tiene mecánica de aventura gráfica: coge objeto, usa objeto. Pero es un juego de acción directa, con aspecto de plataformas. La mecánica entonces sería la de un juego de plataformas en el que controlamos todo en base a los puzles. Estos pueden ser desde puzles de reflejos, en los que nuestro movimiento pautado por ráfagas de disparos marca la acción, así como puzles en los que usando objetos o moviendo palancas, conseguimos resolver y avanzar. En algunos de ellos, incluso, tendremos que controlar a varios personajes a la vez, sobre todo en las partes en las que Emile y su perro están en pantalla. Allí tendremos que ordenar al perro realizar acciones mientras nosotros realizamos otras.

En todo ello, puestos a recordar un juego, lo que Valiant Hearts nos propone, puede recordar algo a The Cave, debido a que el componente plataformas tiene menos peso que el de empujar, coger, accionar… Sin embargo, en este juego la historia fluye de una forma más narrativa y todo es menos loco que en el último gran juego de Ron Gilbert. Por ello, el juego no es tan abierto que aquel. En Valiant Hearts la historia es lineal y, así, nos llega un relato más coherente. Todo sin desmerecer la obra de Gilbert, por supuesto.

En otros aspectos, el juego resulta también redondo: una cuidada selección musical (a destacar las sincronizadas piezas clásicas de los bombardeos y el estilo triste del resto de melodías), una narración perfecta, un acierto absoluto con el hermanamiento con la serie documental Apocalypse: La Primera Guerra Mundial, en forma de datos históricos que vinculan cada nivel con acontecimientos reales del conflicto que duró de 1914 a 1918

En líneas generales, ya sea por el toque artístico, por ser un juego de guerra en el que apenas usamos armas (dicen que no, pero algún cañonazo que otro sí se dispara) (eso y que con el cucharón de Emile algún golpe damos y que hay unos cuantos puzles con dinamita de por medio), por el contenido histórico o por el mucho mejor mensaje filosófico, todo el mundo debería probar esta pequeña maravilla. Ahora, la historia es triste. Prepárate para sentir cosas que no sentiste cuando te hicieron creer que Soap había muerto en el primer Modern Warfare. ¿Cómo? ¿Que quién es Soap? No te preocupes, que aquí sabrás quienes son todos los personajes.

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