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Análisis

Fire Emblem: Awakening

Llega una nueva entrega de la serie Fire Emblem, la primera en Nintendo 3DS y la primera que presenta una historia completamente nuevas desde la edición de Wii, tras los dos remakes que se lanzaron en la pasada generación portatil de Nintendo.

 

Fire Emblem: Awakening

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Desde hace mucho tiempo, los juegos de estrategia han estado muy presentes en nuestro ocio electrónico. Al principio, las propuestas comenzaron mostrando formas poco evolucionadas del ajedrez. Poco a poco, la estrategia se sofisticó hasta mostrar grandes juegos en tiempo real en los que vivimos las escaramuzas a pie de batalla.

Sin embargo, algunas grandes series siguen respetando el espíritu por turnos del original. Y hoy precisamente vamos a hablar de una de las más entrañables: Fire Emblem, una serie que lleva desde el año 90 permitiendo que los usuarios de Nintendo (ha salido en todas sus consolas excepto en la Game Boy original y Nintendo 64) se conviertan en grandes generales de batallas en las que la espada y la magia están a la orden del día.

Para empezar, tenemos que tener en cuenta qué es lo que realmente tendremos que hacer en una partida a Fire Emblem.

Fire Emblem, una serie que lleva desde el año 90 permitiendo que los usuarios de Nintendo se conviertan en grandes generales

Disponemos de un número limitado de soldados en cada batalla. El campo de juego está dividido por cuadrículas y, dependiendo del tipo de unidad que usemos, podrá mover más o menos distancia por turno. En cada turno, nuestra unidad podrá moverse, atacar, usar algún objeto o unirse a otra unidad para moverse o atacar conjuntamente en otro turno. Cuando entremos en conflicto con una unidad enemiga, contará de todo: desde el nivel que hayamos alcanzado en nuestra partida en diferentes categorías (magia, habilidad, resistencia…) hasta el tipo de armas que entran en juego (podremos atacar con lanzas, espadas, arcos, magia, hachas…), pasando por el propio estado de las armas.

Como decíamos al principio, una versión evolucionada del ajedrez, pero muy bien empaquetada y con un ritmo y unas posibilidades de control que hacen muy difícil resistirse a una de sus partidas.

Independientemente de que la historia no consiga en ningún momento empatizar con el jugador, que no llega a sentirse identificado con todas esas unidades y su manía de intentar contarnos su historia personal, el juego es ágil, y eso es un punto en su favor. Una batalla puede durar lo suficiente para matarte un momento tonto, un desplazamiento en medio de transporte, un rato antes de dormir, una consulta de médico. La mecánica de mejora de personajes y de armas es sencilla. Es fácil estar al día y pronto aprenderás a sacar todo el juego del juego.

Además, el juego te propone, por si tuvieses menos tiempo, pequeñas escaramuzas en los cruces de camino, que pueden servir como picoteo ligero y rápido antes de meterte en uno de los capítulos de la campaña.

Por otro lado, el juego apunta a no tener un fin claro. Adicionalmente al propio programa básico, se pueden adquirir online nuevos mapas y batallas. Esto, aparentemente se sale del argumento general del juego (que, como decimos, poco importa), pero añade nuevos personajes míticos para nuestro ejército en la campaña. Una forma interesante para hacernos con unas unidades invencibles.

También es necesario añadir que el juego ofrece un acabado visual realmente interesante. Pese a ser un juego en el que los detalles no parece aparentemente importante, se han tomado muchas molestias para que  visualmente parezca lo suficientemente espectacular. Un efecto que, sobre todo, queda muy en relieve cuando se juega con la función de 3D activada, ya que en muchas ocasiones estaremos en territorios con fuego o nieve, y el efecto de las cenizas candentes y los copos en primer plano es bastante interesante.

Un título recomendable para los amantes del juego clásico y que deseen tener pequeños momentos de adicción con su consola portátil.

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