ANÁLISIS VIDEOJUEGOS
Monster Hunter 3 Ultimate
La saga de cazadores y cazados de Capcom regresa por todo lo alto para que probemos cómo es la sensación de jugar al mismo título en una Wii U y una Nintendo 3DS. Interconexión y cooperativo para el clásico juego fantástico venido de Japón con la intención de que comprendamos un poco mejor el comportamiento de la fauna convirtiéndonos en cazadores expertos.

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Es complicado hablar de una serie como Monster Hunter, ya que requiere un mínimo de especialización por parte del jugador. Eso, o directamente, una predisposición del mismo a entrar en un videojuego de los duros, de los que para empezar te piden muestras más que notables de tu amor incondicional por los videojuegos en general y por los japoneses en particular.
Los Monster Hunter son juegos largos, pesados, reiterativos, llenos de menús complejos, de posibilidades infinitas concentradas en detalles mínomos, cargados de momentos excéntricos, de personajes ñoños que conviven codo con codo con malvadas criaturas… Es poco conductivista para unas cosas y ultra guiado para las otras… Es un juego, definitivamente, muy japonés.
Lo normal que te puede pasar cuando te acercas a él es que te salgan sarpullidos. O, siendo algo más realistas, como poco, te entra un sopor mayúsculo que muy probablemente te hará abandonar inmediatamente la partida y el juego para siempre..
Y eso es algo que, además, se acentúa si, para colmo, cada nuevo lanzamiento de la serie esconde el mismo juego que el anterior pero con alguna nueva misión adicional. Demasiadas pocas entregas para tanta historia y tantos juegos en el mercado con este sello.
Esto es precisamente lo que encontramos en Monster Hunter 3 Ultimate: un remake para WiiU y Nintendo 3DS del mismo juego que apareció hace no demasiado para Wii. El mismo juego pero con un puerto nuevo lleno de nuevas misiones. Y todas las ventajas que, evidentemente, nos llegan a través de los nuevos controles incorporados para la ocasión gracias al Wii U Gamepad y la pantalla táctil de Nintendo 3DS.
Sin embargo, y pese a todo lo que llevamos dicho sobre el juego, Monster Hunter perdura y perdura. En Japón cada entrega es un acontecimiento. Pero claro, es un juego edificado sobre su cultura, costumbres y mitologías. Es un juego diseñado para que en Japón sea el número 1. Aunque, todo hay que decirlo, fuera de Japón tampoco cae bajo saco roto. En Europa, por ejemplo, existe una comunidad fiel de jugadores que, tanto en sus versiones originales en PS2, como en sus dignas secuelas en PSP, como en estas entregas nintenderas, lo dan todo por conseguir ser grandes cazadores de bestias, tanto en soledad como a través de los modos cooperativos online. ¿Qué es lo que ven estas personas?
Monster Hunter puede parecer hosco, pesado, lento, repetitivo… Pero realmente es un juego emocionante, en el que la curva de dificultad es elevadísima y en el que se nos exige en todo momento que estemos pendientes, que evolucionemos, que mejoremos las armas, que sepamos cómo debemos cazar a un animal mayor con nuestras propias manos. Nuestro personaje no evoluciona, no aparece un nivel mágico que haga que sus golpes sean más certeros. Sólo podremos conseguirlo si somos mejores en cada intento y si invertimos bien nuestras ganancias en nuevo equipo o en mejorar el que tenemos para que se adapte a nuestras necesidades.
Tampoco hay un menú en el que se nos pida que definamos cómo vamos a jugar, cómo vamos a matar a las bestias. Nosotros tendremos definido ese papel por nuestra forma de desenvolvernos en el juego. Si se nos da bien la espada pesada seremos un guerrero puro, si somos más de lanzas, seremos lanceros. Pero, en todo momento, podrás cambiar de idea y de armas para enfrentarte a otra bestia, con toda la habilidad que tú pongas a la caza y sin que cuenten las estadísticas.
Es interesante también el peso que se le da en el juego a la observación. Cada misión nos pondrá, sobre todo avanzado el juego, cara a cara con un enemigo final. Nuestro deber no es el de atacar sin más, sino el de observar, calcular, medir necesidades y, una vez lo hayamos hecho todo, atacar. Cada misión nos ofrece un tiempo de unos 50 minutos para efectuarla. Si hacemos las cosas como es debido, no andaremos muy sobrados para llevarla a cabo.
Respecto a la compatibilidad entre las diferentes plataformas, el juego nos ofrece la posibilidad de que cambiemos de una plataforma a la otra, de las dos nuevas disponibles, a placer. Esto significa que podremos mandar nuestra partida salvada de Wii U a Nintendo 3DS cuando creamos necesario, generando un nuevo interés por continuar la partida allá dónde estemos. Por otro lado, también podremos jugar en cooperativo al mismo juego en las dos consolas, algo que todavía no se había explotado debidamente en esta plataforma. Ahora bien, puestos a sacar fallos, existe un punto negro en el modo online de estos juegos: la conexión online de la versión 3DS requiere una Wii U cerca, ya que en la adaptación no han conseguido que el juego se conecte sólo con la ayuda de un punto Wi-Fi cercano. Algo inaudito pero que esperemos que se solucione, si no mediante alguna actualización del juego, al menos en futuras entregas, ya que el componente online de este título es demasiado profundo como para ponerle trabas.
En todo caso, una vez que nos hemos conectado, el juego nos permite realizar batidas con otros jugadores para conseguir ayuda para acabar con los monstruos de mayor tamaño. Aunque, para conectarnos, necesitaremos bajar un programa gratuito de la eShop de ambas consolas y un adaptador LAN que se pone a la venta desde el mismo momento que el juego, así como el necesario Botón deslizante Pro XL, sin el cual, y pese al modo de apuntado de cámara automáticamente al monstruo objetivo que se incorpora en esta entrega, el juego puede resultar algo frustrante en su edición portátil.
Si lo que te gusta es un loquísimo Gears of War, algo trepidante como Metal Gear Rising, evidentemente, no estás preparado para meterte en algo así. Odiarás el juego con todas tus fuerzas. Pero, claro está, Ya llevamos muchos años conviviendo con Monster Hunter. Así que ninguno de sus puntos débiles te resultará ajeno. Si has decidido pasar
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