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Análisis

Super Mario Maker

Nintendo sorprende con una idea, a priori, demasiado simple: la de fabricar un editor de uno de sus juegos más clásicos, para que cualquiera pueda crear sus propios niveles.

Super Mario Maker

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Es curioso que la industria, en una de sus últimas vertientes, parezca querer tender al juego infinito. Títulos como Minecraft han convertido esta técnica, más propia del mundo de Lego, o de los Mecanos de toda la vida que de los videojuegos, en un reclamo de venta. El hecho de dejar que los usuarios creen y compartan es un buen género, uno que incentiva la imaginación y el colectivismo. Pero, claro, no es lo mismo que te dejen crear cualquier cosa, a que te den las herramientas para crear tu propia versión de Super Mario Bros.

Lo que nos encontramos una vez nos ponemos a penetrar en el interior de Super Mario Maker es todo un universo de posibilidades. Podemos hacer, esta vez sí, lo que nos de la gana, cualquier cosa, la que sea. Eso sí, dentro de los parámetros de los juegos de Super Mario Bros de dos dimensiones. Ahora, lo que podremos crear no será únicamente lo que hayamos visto en juegos como Super Mario Bros, Super Mario Bros 3, Super Mario World o New super Mario Bros U. Aquí tenemos elementos para llegar un poco más lejos, gracias a las posibilidades de los Amiibo, o a nuevas invenciones algo extrañas, como los disfraces o la posibilidad de hacer que los personajes se hagan más grandes.

Vamos, que los límites parecen abrirse cada vez más y, sospechamos, que se abrirán aún más en futuras expansiones.

El caso es que, por el precio de un juego, tienes EL JUEGO. El único en el que el desarrollo es infinito y en el que nunca dejarás de encontrar cosas nuevas. Porque si no lo hace Nintendo, habrá alguien que lo hará.

Para los buenos quieran crear, que lo hay seguro, el mundo de compartir es prácticamente infinito. Realmente encontramos cientos de niveles que poder probar y descargar, o mejorar, o editar, que han realizado personas de todo el mundo. Todos conocemos cómo es la comunidad de fans de Nintendo, y sabemos que sabrán crear los niveles más curiosos, los más originales. Y, sobre todo, que no van a dejar morir esta experiencia en mucho, mucho tiempo.
Lo único que podemos lamentar de este lanzamiento es que, no haya salido también para Nintendo 3DS, o que no tome como modelo otros varios, como el estilo visual de Super Mario Bros 2 o Super Mario Land, el de GameBoy. Está claro que a la hora de permitirnos elegir un mundo, han tomado como referencia los cuatro más compatibles, ya que en Super Mario Bros 2 (que ni siquiera se lanzó como tal en Japón) o en Super Mario Land, no hacemos las cosas exctamente como lo hacíamos en el resto. No es lo mismo introducir el traje de Tanooki en el primer Super Mario, que usar esa especie de cebollinos que arrojamos en la primera secuela en el resto de mundos.

El caso es que la experiencia es altamente positiva. A primera vista, y teniendo en cuenta que en Wii U hemos podido jugar a títulos como Bayonetta 2, Super Mario World o Pikmin 3, creemos que sin lugar a dudas, sin temor a equivocarnos, esta es la idea definitiva de la casa para justificar la compra de la consola. Vale que, como hemos comentado, nos parecería viable, visto el nivel de profundidad del juego y sus posibilidades, que se lanzase una versión para Nintendo 3DS, que actualice los gráficos a un nivel New Super Mario Bros 2, en lugar de un New Super Mario Bros U. Pero habrá que esperar a que amplíen la gama de productos. De repente no paramos de ver en nuestros sueños el lanzamiento de un Super Mario Bros Maker 3D, o un Zelda/Kirby/Yoshi/lo que sea, Maker. Todo es posible.

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