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Análisis

Tearaway, derroche de imaginación

Los creadores de LittleBigPlanet nos traen una nueva obra, que no sólo es exclusiva para PlayStation Vita, sino que le da sentido a la portátil de Sony.

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Media Molecule vuelven para querer demostrar que en el mundo del videojuego no sólo tienen éxito las ideas manidas y los planteamientos de siempre, sino que con un poco de imaginación, todo es posible. Este Tearaway es justo eso, pura imaginación hecha videojuego que hace volar la mente del jugador, sencillamente utilizando todas y cada una de las características que hacen de PlayStation Vita una gran máquina portátil.

Tearaway nos pone en la piel de Iota, en caso de que escojamos un protagonista masculino, o de Atoi, si queremos una versión femenina de un mensajero que sencillamente tiene que llevar un mensaje a un extraño agujero que se ha abierto en el cielo y conecta con el mundo real, el mundo del jugador. Un agujero que representa al Sol, en el que siempre aparece visible el rostro del jugador a través de la cámara frontal de la consola, y al vernos dentro del Sol y formando parte de todo este mundo de formas y colores hechos a base de papercraft digital, es inevitable sonreir.

Tearaway es un juego fácil, muy fácil, con un desarrollo pausado y plano

Lejos del 'Juega, Crea, Comparte' de la saga LittleBigPlanet desarrollada en varias consolas y varios juegos de la misma mano de Media Molecule, Tearaway no busca hacernos crear un contenido para compartir, no nos hace diseñar niveles sino que nos ata a una experiencia única, una aventura de plataformas destinada a la entrega de ese mensaje en una historia que se va construyendo sobre sí misma, y que cobra mucha más importancia cuando se desliga de la imitación del mundo real a base de papel y directamente nos lleva a volar por mundos imposibles de concebir fuera de un videojuego como este. Pero una vez acabado el juego en unas seis horas, poco más hay que hacer más allá de rejugar niveles para conseguir coleccionables que podemos convertir en plantillas de papiroflexia imprimibles en el mundo real.

Tearaway se juega como una aventura sencilla, que aprendemos muy poco a poco a cada una de las acciones, como si fuese destinada a los jugadores más primerizos que nunca han tenido una videoconsola en la mano. Aprendemos a caminar con los joysticks, aprendemos poco a poco a saltar y a agarrar objetos, pero más importante aún, aprendemos a utilizar la pantalla táctil y el panel táctil trasero de la consola, no como funciones secundarias que en otros juegos suelen entorpecer el desarrollo, sino como conceptos clave para el juego, usos que le dan sentido a PlayStation Vita y se integran en el propio juego haciendo gala de ese derroche de imaginación y simpatía, por ejemplo, haciendo que nuestros propios dedos aparezcan desgarrando el escenario cuando tocamos el panel táctil trasero.

Claro que no toda la sencillez forma parte de las ventajas. Tearaway es un juego fácil, muy fácil, con un desarrollo pausado y plano que obliga al jugador a ir paso a paso en procesos innecesariamente lentos, y para cuando la aventura termina de arrancar, está a punto de terminar, y el jugador más experimentado puede llegar a pensar que ni siquiera merece la pena pasar por estos procesos sólo para disfrutar de un mundo original, eso sí, original como ningún otro.

Tearaway puede no ser esa gran aventura vendeconsolas que uno se podría esperar, no nos va a ofrecer los momentos más épicos ni el apartado técnico más puntero que haga que todo el mundo vuelva sus ojos hacia PlayStation Vita, pero tampoco lo busca. Tearaway es un título con alma de desarrollo indie y presupuesto de juego AAA, que desaprovecha la oportunidad para hacer del género de las plataformas algo mucho más grande, pero que puede alardear de ser el único juego que aprovecha al 100% todas y cada una de las posibilidades que hacen única a PlayStation Vita.

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