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Análisis

God of War Collection: Volume II

Sony recupera los juegos de PSP Chains of Olympus y Ghost of Sparta en God of War Collection: Volume II.

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Sony continúa con su intención de recuperar en HD algunos de sus títulos más importantes del pasado o, en el caso que nos trae aquí, de consolas como PSP, que no ofrecen alta definición entre sus múltiples atributos.

Después de la impagable recuperación de God of War 1 y 2, con la que comenzó la moda de la remasterización de clásicos, nos llega la segunda colección con Kratos de protagonista. En este caso, los juegos que se han incluido son Chains of Olympus y Ghost os Sparta, ambos títulos lanzados para PSP y que consecharon multitud de alabanzas en su momento por el enorme derroche de calidad que conseguían arrancar de una máquina portatil. Ambos títulos tomaban el papel de precuelas de los juegos de PS2 y el de PS3 y nos mostraban a un Kratos en fase de tramatización, previo a su paso por el Olimpo, antes de acabar con su propias manos con el Dios de la Guerra para tomar su lugar.

Lo primero que uno se pregunta a la hora de valorar la necesidad de trasladar un juego de PSP a una consola como PS3 es si realmente merece la pena. ¿Podremos jugar a un título que ofrece una calidad de una consola portátil en un televisor de 50 pulgadas? ¿La experiencia será lo suficientemente positiva como para justificar el lanzamiento?

Un gran ejemplo de cómo usar las 3D estereoscópicas

La respuesta, no quepa la más mínima duda, es sí. El juego que tenemos ahora delante de nuestras narices hace que resulte imprescindible la compra. El trabajo que se realizó para PSP por fin cobra sentido, recuperando toda la calidad que puede llegar a ofrecer en condiciones óptimas. Gracias a esta versión vemos la belleza de algunos decorados, de los fondos, llenos de vida, en pleno combate... El juego tiene poco que envidiar en una resolución de 1080p lo que podíamos ver los primeros God of War y, además, y esto es una apreciación completamente personal, ambos títulos tienen mejor historia y desarrollo que God of War 3.

Además, y para el que pueda permitrse este lujo, los títulos están preparados para trabajar en un televisor estereoscópico. Actualmente, hay pocos juegos con esta opción que, realmente, necesiten de ella. Sin embargo, la filosofía y la forma de moverse de este hack'n slash hace que las 3D cobren un nuevo sentido. Estamos hablando de juegos que trabajan, normalmente, con unos fondos muy lejanos. Además, el personaje siempre se sitúa en el medio de la pantalla y es lo suficientemente grande como para que nunca aparezca cortado por algún margen de la pantalla. Añadidamente, es rado ver a Kratos en el suelo. Normalmente dedica a sus fans gráciles saltos, mientras desmiembra a sus rivales. Todos ellos elementos que dan juego para crear un mundo en 3D perfecto, un ambiente donde queda justificado el uso de esa tecnología y, no vayamos a engañarnos, un juego en el que, por fin, queda bien que se use el dichoso modo estereoscópico.

En definitiva, Sony nos regala la oportunidad de jugar mejor a juegos que ya probamos y que nos parecieron una pasada en su momento. Eran juegos que rompían clichés, que acababan con el mito de que portátil y espectáculo no podían ir juntos. Y, pese a ello, se superan a si mismos en esta versión. Lo celebramos y esperamos nuevos rescates de otros juegos como estos.

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