Interrogando sospechosos

En L.A. Noire, las caras, los ojos, las miradas lo dicen todo. Pueden significar la diferencia entre una verdad y una mentira. A veces, la diferencia es notable. Se nota que el sospechoso está mintiendo, que oculta información. En otras, la mentira es más sutil. Tal vez el testigo, el sospechoso, simplemente no conozca toda la información, que se esté inventando algo. O, mucho peor, tal vez la persona que tengamos delante sea un experto en mentir, un completo embustero capaz de hacernos quedar como auténticos pardillos en las artes policiales. En todo caso, L.A. Noire nos demuestra lo que nunca antes habíamos soñado: que era posible que en un videojuego quedásemos prendados de la capacidad interpretativa de sus personajes. Un Oscar, ya mismo, para estos chicos, interrogadores e interrogados. Se lo merecen más que muchos premiados por la Academia.