Apagar o suspender tu PC o consola: ¿qué es lo más recomendable?

Las consolas se parecen cada vez más a los ordenadores. Éstos, a su vez, incluyen aún más opciones que antaño, facilitando su manejo y ampliando sus opciones de cara al usuario. Dos de las características que más pasan desapercibidas para los usuarios es el poder suspender la plataforma. Pero, ¿en qué se diferencia con respecto al apagado? Hoy te vamos a contar no sólo que las distingue, sino cuál es la más recomendable.

Apagado y suspensión: Definición

Cuando hablamos de apagado, ya sea en un PC o bien en una consola, el sistema queda totalmente inutilizado. Componentes como la RAM o el disco duro dejan de funcionar hasta el siguiente encendido. De esta manera evitamos un gasto de luz innecesario, aunque como ya estarás imaginando necesitarás de cierto tiempo a la hora de volver a utilizar el sistema, ya sea Windows o tu PlayStation 4 y Xbox One.

Por otro lado, la suspensión del PC o consola cuenta con una clara ventaja sobre el apagado total. La primera y más destacada es que el equipo podrá iniciarse de manera casi instantánea. El motivo no es otro que al entrar en modo suspendido tanto la RAM como el HDD continúan en funcionamiento, a muy bajo rendimiento, pero en marca. Bastará con una simple pulsación de teclado/mando o mover el ratón para que el equipo se active. Generalmente en los portátiles se incorpora esta opción por defecto como encendida, evitando así que se consuma batería cuando no está conectado.

Suspender o apagar: ¿cuál debo utilizar?

Realmente no nos encontramos ante una decisión mejor o peor, aunque si debemos matizar que dependiendo de la situación nos convendría emplear una u otra. Imagina por un momento que enciendes tu PC o consola para echar una partida, ya sea FIFA 20 o Fortnite. Tras un rato jugando debes salir a hacer unos recados o tienes una visita en casa. Estarás un tiempo alejado de la pantalla, tal vez una hora o dos, pero volverás a coger el mando. ¿Debería decantarme por suspender el PC/consola o apagarlo?

En este caso la mejor opción sería suspender el ordenador o la consola. El inicio del equipo será instantáneo, evitando así pasar por la tediosa carga del sistema operativo, conexión a internet, etcétera. En cambio, si tras dejar el mando no vuelves hasta muchas horas después, tal vez el día siguiente, será mejor decantarnos por apagar la plataforma. Además, y dicho sea de paso, tu bolsillo lo agradecerá cuando llegue la factura de la luz.