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Análisis

Cars 2

El nuevo videojuego de Cars nos llega con una ambientación de espionaje internacional y mucho más espectáculo que el que ofrecía su predecesor.

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Este año parece que todo el mundo ha perdido la ilusión por vivir. Después de más de quince años haciendo obras maestras, PIXAR ha realizado sólo una película francamente divertida y, al menos en lo que a venta posterior de juguetes, rentable como hace años que no estrenaban una película. Parece que a nadie le importa realmente que la película supere con creces en intenciones y argumento a los clones con los que nos ataca Dreamwoks año tras año. Y parece que a nadie le importa que, después de mucho tiempo, por fin encontremos un juego decente basado en una película de Pixar.

Después de un largo tiempo en el que THQ acometía con torpeza cada versión de películas como Ratatouille, Wall-e o Up (dejemos fuera de esta ecuación a Los Increíbles y Buscando a Nemo, porque tenían un pase), ambas compelías, Disney y THQ rompieron relaciones para emprender su camino por separado. Gracias a esta idea, Toy Story 3, sin llegar a tener un juego genial, al menos tuvo uno curioso.

Ahora, Cars 2 nos llega con la sana intención de conseguir unos resultados superiores, incluso, al de su precedente.

Algunos fragmentos de Cars 2 recuerdan a fases de Split Second.

Recordemos que la primera entrega de Cars fue uno de los juegos más vendidos de su año. Los resultados de aquel juego pobre de conducción en el que tenías que hacer todo tipo de carreras algo tontorronas por los circuitos de Radiador Springs aún hoy día consiguen estar entre los juegos más vendidos de algunas videonconsolas. Por ello, lo que se juega Disney con este lanzamiento es más que mayúsculo. Por un lado, la película tiene que recuperar todo el dinero que no ganaron en productos derivados todas sus antecesoras de PIXAR, más adultas, más premiables, pero menos jugueteables. Por otro lado, el videojuego tiene que confirmar el poderío de Rayo McQueen en las listas de ventas de videojuegos. Y eso es algo que se consigue con algo más que con calidad.

El nuevo juego, al igual que la película, nos mete en una especie de gira mundial en la que, sin quererlo, ni beberlo, nos meteremos en una impresionante trama de espías. El juego, por lo tanto, gana un punto por encima del de simple juego de coches en el que, de vez en cuando, tendremos que recoger algunos objetos emblemáticos en las carreras. En su lugar, tendremos que volar, hacer que nuestros rivales muerdan el polvo, que coman nuestros tubos de escape, pero además, tendremos que sobrevivir a explosiones, hacer todo tipo de misiones concretas y vivir una especie de aventura a lo James Bond, en la que dentro del Aston Martin del agente, no hay nadie más que el propio coche.

El juego toma en este aspecto más las bases de un Split Second animado y para todos los públicos que el de un juego continuista con los logros cosechados por el primer Cars de THQ. De hecho, si nos ponemos puristas, alguno de los recorridos que haremos, nos recordarán tremendamente a los de aquel juego de Black Isle.

El nuevo juego es mucho más divertido que su antecesor

El juego que lanza estos días Disney es un juego muy superior al que THQ puso en el mercado hace unos años. Es divertido, espectacular y está lleno de momentos grandes. Por supuesto, como sucede con todas las versiones de películas, depende demasiado de lo que pueda ofrecernos la película a cada uno. Si no te ha interesado esta aventura de coches parlantes, porque lo tuyo es el toque intimista y de aventura retro de Up, la filosofía de ciencia ficción de Wall-E o el toque humano y costumbrista de Ratatouille, evidentemente, que los coches de Radiador Springs se conviertan en espías internacionales te parecerá una soberana tontería. Sin embargo, como hemos mencionado, el objetivo de esta película es ser rentable. Y, vaya, creemos que tanto la adaptación a videojuego como el largometraje tienen los ingredientes suficientes como para conseguirlo. Dejemos que ambos ganen el dinero suficiente como para que PIXAR nos soprenda el próximo año con una absolutamente maravillosa nueva película. En ti confíamos, PIXAR, sólo en ti.

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