UN SOPLO DE AIRE FRESCO
¿Es cierto que soplar los cartuchos hacía que funcionasen?
En Defconplay tratamos de resolver la incógnita que muchos jugadores aún tienen en mente, ¿era cierto aquello que soplarle al cartucho hacía que este funcionase?

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Los más veteranos recordarán tiempos en los que los discos no existían o apenas empezaban a comercializarse y por ello, las empresas de videojuegos disponían de cartuchos para insertar en las ranuras de sus consolas. Ni que decir que estos cartuchos eran de gran tamaño, mucho mayor al que actualmente vemos en los videojuegos portátiles, los cuales siguen conservando este formato por su pequeño tamaño comparándolo al de un CD.
Pero en los tiempos que os narramos, los cuales van desde los años 90 hacia atrás, no eran pocas las veces que intentábamos encender la consola y no se mostraba el juego, entonces reiniciábamos y nada, seguíamos intentándolo quitando el cartucho y volviéndolo a meter y no había manera. Entonces a muchos se nos ocurrió la idea de soplar la ranura de los mismos... y funcionaba. Al menos muchos de los que lo hicimos podemos asegurar que realmente esto sucedía así, pero igualmente hay quienes ponen en duda la veracidad de este hecho.
¿Era el hecho de soplar el que hacía funcionar los juegos? Según indican algunos estudios, no, soplar no tenía que ver conque funcionasen. Supuestamente con lo de soplar se conseguía un efecto placebo; esto es, la creencia de que si funcionó es porque se sopló cuando por probabilidad igualmente sin soplar podría haber funcionado sin más. De hecho, a la larga soplar acabaría estropeando los contactos de los cartuchos y haciendo que estos fallasen más al estar dañados, generando con ello más efecto placebo en el jugador.
Probablemente incluso con este hecho probado, algunos jugadores aún sigan soplando a los cartuchos creyendo que funcionarán gracias a ello, pero prácticamente con total seguridad se habrá caído un mito para la gran mayoría de jugadores. Os dejamos aquí las imágenes de los contactos de dos cartuchos diferentes que fueron probados soplando y sin soplar. Obviamente los soplados han quedado un tanto estropeados.
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