La historia del creativo que lucha contra el cáncer con un juego

Hemos leído cientos de historias de superación relacionadas con los videojuegos, pero ahora nos llega una sobre la lucha por dejar un legado digno antes de la muerte. Es la historia de Sam Coster, desarrollador de videojuegos y fundador de la compañía Butterscotch Shenanigans, donde ejerce como diseñador. La empresa se dedicaba a juegos menores para móvil o navegador, hasta que un acontecimiento en 2013 cambió la vida de Coster: le diagnosticaron cáncer.

Tras unas semanas de reflexión y aceptación de su enfermedad, Sam Coster comenzó a preocuparse sobre qué tipo de recuerdo dejaría en la vida si finalmente falleciera, ya que su cáncer es de un tipo bastante peligroso. Este diagnóstico tuvo lugar unas semanas después del lanzamiento del primer juego de la empresa, 'Quadropus Rampage', título gratuito con el que consiguieron réditos suficientes para sobrevivir. La línea iba a ser era para el futuro de la empresa, pero Coster no quería eso. "No quería que ese fuera mi último juego antes de morir", admite que una entrevista para la página web Kotaku.

Con esa idea en mente, comenzó a trabajar en un título más ambicioso, una mezcla de distintos conceptos incluyendo 'Pokémon' que acabó cristalizando en 'Crashlands'. Coster y su hermano, que también trabaja en la empresa, buscan con ello cierto reconocimiento y desarrollar un título que tenga algo de cultura de videojuegos, un título elaborado y que impacte. Veremos si finalmente lo consiguen y cumplen el sueño de Sam Coster, quien gracias a este proyecto ha encontrado fuerzas para luchar contra esta enfermedad.