Más Cosa Nostra
Mafia II
Vuelve un clásico de la acción en tercera persona después de casi una década. Lujo, elegancia y malos ambientes para los verdaderos amantes de los coloridos años 50.
Publicidad
Cuando Mafia salió, hace algo menos de una década, las cosas eran diferentes. En aquellos momentos, y pese a que GTA 3 era ya una realidad, el género de los sandbox todavía no estaba saturado. Por lo tanto, se podía crear un juego de época, en el que nuestra misión tratase de ir por una ciudad ficticia haciendo recados a los mafiosos y conseguir las alabanzas de público y crítica especializada.
Hoy en día GTA sigue vivo. Y por el camino han caído muchos juegos que han intentado parecerse a él. Por lo tanto, que salga a la venta un título como Mafia II son de agradecer. Aunque simplemente porque el sello de calidad de su antecesor siga presente en nuestra memoria.
El nuevo juego nos cuenta las aventuras y desventuras de Vito Scaletta, un joven inmigrante italiano que va a parar con su familia a la ciudad de Empire City (EE. UU.) cuando es joven. Una vez allí se meterá en todo tipo de líos, acabando siendo enviado a la II Guerra Mundial por el Estado, para que luche en la reconquista de la Italia de Mussolini. Al volver descubrirá que las cosas han cambiado: su mejor amigo tontea con los mafiosos del lugar, su madre debe dinero a unos usureros…
Aventuras y desventuras de un mafioso
Vito tendrá que tomar su papel en el mundo, lo que le llevará a meterse poco a poco en lo más turbio de la ciudad (incluyendo una cárcel con secuencia de duchas y jabón incluída) hasta llegar al trágico e inevitable final.
Mafia II cumple con mucho de lo que promete. Sus gráficos son preciosistas, luminosos, con el brillo que el cine le ha dado a los años 50. También es impecable la magnífica selección de músicas de la época que podremos escuchar por la radio.
Por último, el argumento, pese a que sea un álbum de tópicos del género, funciona baste bien. Se hace agradable rememorar momentos, o jugar al “¿De qué película de mafiosos es esta secuencia?” durante todo el juego.
Las situaciones que se nos presentan, en muchos momentos, son bastante interesantes, sorprendentes o divertidas.
Delinquiendo por Empire City
Pero, entre medias, hay que conducir, conducir y conducir. Y no hablamos de meternos en carreras, o en misiones en las que haya que chocar con un rival para sacarlo de la carretera, o llegar a tiempo a un punto en concreto del mapa (que de todo eso también hay). Nos referimos a que hay que llegar a casa, al bar, a la casa de tu amigo o al bar de nuevo. Hay que cruzarse una y otra vez la ciudad, con el único aliciente de escuchar música o ver los bonitos paisajes. Algo que pierde el empaque cuando es la quinta vez que escuchas la misma canción y cuando ya te sabes cada esquina de la ciudad como si fuese la tuya propia.
La monotonía entre la acción y las secuencias se convierte en un lastre para un juego, por otro lado, bastante notable. Tanto que hace que se pierda el interés o que no se disfrute con la misma fuerza de sus numerosos tiroteos o de sus otros momentos divetidos.
Y, con GTA y Red Dead Redemption en el género, como señores y guardianes de los primeros puestos, Mafia II se queda algo pequeño.
Ahora, los amantes del buen gusto, del jazz y de la elegancia de los años 50, por lo menos, encontrarán algún aliciente adicional. Después de todo, si algo bueno tiene Mafia II, es que no contiene ni un poquito de hip-hop.
Publicidad