COMO EL VINO, HA MEJORADO CON LOS AÑOS
Majora's Mask, el Zelda más incomprendido que vivió a la sombra de Ocarina of Time
Gran sonrisa la que muchos han esbozado tras conocerse el remake de The Legend of Zelda: Majora's Mask para Nintendo 3DS. El título, que salió en el 2.000 para N64, puede ser perfectamente el juego de la saga más incomprendido. Su trama, sus misiones secundarias, su ciudad viva, su dificultad y su oscuridad al final han acabado enamorando a los jugadores.

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Cuando creas una obra maestra, todo lo que salga tras ella vivirá bajo su gran sombra. Bajo su influencia, bajo su atenta mirada. Desde Ocarina of Time, posiblemente el mejor juego de la historia, cada Zelda que ha aparecido ha padecido la comparación con él tanto en historia, en desarrollo y en jugabilidad. Pero uno lo sufrió mucho, muchísimo. Uno que conforme han pasado los años ha ido estando mejor valorado entre los juegos de la saga. Se trata de Majora's Mask.
Se puede decir que esta entrega, la más oscura y tétrica de la legendaria saga de Nintendo, padeció en sus carnes lo que también vivió Super Mario World 2: Yoshi's Island. Gran juego, grandísimo plataformas, cuya calidad quedó en menos ante la grandeza del primer Super Mario World. Majora's también siguió el camino de Yoshi's Island, pues lejos de ser una continuación más tuvo novedades suficientes y de gran peso para desmarcarse de su predecesor.
Y eso que es una de las pocas secuelas directas que ha habido en la saga. De las escasas que retoma la acción justo después de los últimos acontecimientos vistos en Ocarina of Time. Aún así, Nintendo no quería hacer más de lo mismo con un toque distinto, y ofreció una jugabilidad pocas veces vista hasta entonces y que incluso serviría al posterior Pikmin.
Los tres pilares de Majora's Mask
No sólo había que luchar contra los elementos, sino también contra el tiempo. Contra un reloj, contra la amenaza de una gigantesca Luna que según pasaban las horas se aproximaba más y más a tierra. El objetivo era evitar que eso sucediera, pero claro, 72 horas para salvar el mundo eran pocas. Por suerte Link, ese Link, es el Héroe del Tiempo. Capaz de viajar siete años antes y atrás, unas pocas horas atrás es una minucia.
Nada importaba que no fuera en Hyrule donde transcurría la aventura, pues pisamos el aún inquietante mundo de Términa. Un mundo en el que el epicentro de todo era la Ciudad del Reloj. Y en ella es donde descubríamos el otro elemento característico de Majora's Mask: las misiones secundarias. Link no era ajeno a todo, Link era participante activo en todo lo que sucedía en Términa y lo que les pasaba a sus habitantes. Todos tenían y tienen algo que decir en este mundo.
Sirviéndonos de la Ocarina del Tiempo, éramos capaces de todo. Había que estar en el lugar y en el momento adecuado para activar los eventos en una ciudad viva. Para completar todo al cien por cien, para conseguir cada objeto, cada premio, cada recompensa... y cada máscara. Este es el punto clave de este Zelda, el uso de las habilidades de todas ellas. Unas son vitales, otras ayudan... y luego están las que enorgullece tener por los pesares sufridos.
Varias de las razas vistas en Ocarina están de nuevo... en la piel de Link. Deku, goron y zora, las tres más míticas. Con ellas iremos superando las ya clásicas mazmorras y alguna que otra cosa más que iremos viendo en el trayecto. Además hay otras, pero estas tres serán imprescindibles, y el control de cada raza, con el gorro de Link incorporado, es exquisito.
Un Zelda adelantado a su tiempo
Todo sirvió para dar forma al Zelda más oscuro, más tétrico y más difícil de todos los que han salido en los últimos quince años. Y aún así, aún con todo, sufrió de una incomprensión que el paso de los años ha convertido en deseo de volver a tenerlo, adaptado a los tiempos que corren en el aspecto visual. Quizá le pesó demasiado el ser el siguiente a Ocarina of Time, pero hubo otras cosas, injustas, que también jugaron en su contra.
En primer lugar, a pesar de ser uno de los Zelda más complicado, Link adulto desapareció por completo de la aventura. En su lugar, Link niño, lo que quizá pudo echar atrás a alguno a la hora de probar el juego por el mero hecho de que el protagonista "era un niño". Doy fe de que he escuchado esta frase, y es que en esos tiempos contaba más el tamaño de la espada del prota que de la calidad con la que el arma fuera manejada. Entiéndase la metáfora.
Otra cuestión estaba en el tema de la duración. Cuatro templos 'grandes' había en el juego, pocos en comparación con los ocho de Ocarina of Time. Términa incluso podía ser más pequeño que Hyrule, pero a diferencia de OoT, el mundo de Majora's Mask, como hemos visto antes, era un mundo vivo. Lleno de misiones secundarias, muchas de ellas de gran duración, en las que había que jugar con el tiempo para poder cumplir todo lo que se nos pedía.
Por fin en 3DS
Por suerte, y como sucediese con Wind Waker, el tiempo ha hecho justicia con el Zelda más incomprendido jamás habido. Con un Zelda que muchos tienen entre sus favoritos y que bastantes no dudan en situar como el mejor de todos los tiempos, incluso por encima de Ocarina of Time. Nintendo ha escuchado los deseos de sus fans, y Majora's Mask vivirá su 'segunda juventud' en la primavera de 2015, con el remake para 3DS.
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