Los videojuegos de terror que no te puedes perder este año

Outlast 2 es una las apuesta que ya podéis ir marcando en rojo como futuras adquisiciones a nada que os guste el género, además de un par de calzoncillos extra y amigos por aquello de no sentiros solos mientras jugáis. De la misma forma que el título original y el director Jaume Balagueró en REC, Red Barrels traslada la locura más sádica y aterradora cámara en mano de Outlast hasta un desolado pueblo de Estados Unidos con sectas, sacrificios y todo tipo de gente con la que seguro no os gustaría pasar un tranquilo fin de semana.

Sed sinceros, cuando os quedáis en casa solos en una oscura noche de lluvia, lo pasáis realmente mal. Eso, o al menos estáis inquietos y con el mayor número de luces encendidas para no salir por patas al primer ruido extraño que oís. Allison Road trasladará, o mejor dicho, llevará un paso más allá esas sensaciones. La sola presencia de la entidad que en mora en la casa, junto a los fenómenos paranormales y un apartado gráfico de órdago son motivos más que de sobra para tenerlos de corbata.

El terror espacial es totalmente válido para provocarnos más de un susto y gritos de auténtica nenaza. Vale, sí, las ambientaciones más cotidianas siempre ayudan a que tardemos menos en meternos en el papel del personaje; pero Routine traslada precisamente la soledad y pavor a la oscuridad a la ciencia ficción. Una estación abandonada y la total ausencia de vida humana en ella son el telón de fondo perfecto para que las pulsaciones se disparen mientras exploramos el escenario y descubrimos el horror que se esconde en el espacio.

Pocos juegos han explorado el terror gótico o el lado más original del género como lo pretende hacer Perception. Alejándose de la vertiente visceral de nombres como Outlast 2, lo nuevo de algunos de los creadores de Bioshock nos pone en la piel de una chica ciega que, guiada por su intuición y leve o apenas visibilidad, deberá resolver el misterio que se esconde en la mansión. Puede que la trama no sea original, pero no es el qué, sino el cómo; garantias de que Perception apostará por un concepto único y que al mismo tiempo nos hará sudar de lo lindo.